En Mateo 27:33 en adelante, nos encontramos en el Gólgota, el lugar del cráneo, donde Jesús, el Hijo de Dios, fue clavado en una cruz. No fue simplemente una ejecución romana, sino el cumplimiento del plan eterno de redención. Este pasaje nos revela el dolor físico, la humillación pública, y sobre todo, el peso espiritual del pecado que Él cargó por nosotros. Acompáñanos mientras reflexionamos en esta escena sagrada, donde la cruz no fue derrota… sino victoria.