“Nuestros hijos fueron asesinados, previas torturas brutales…No quiero ni pensar por las cosas que habrá pasado mi hija Laura…esta llaga de que a los 23 años fue asesinada y destrozada, siga abierta. Eso no se mitiga”.
“¿Sabés qué sentí cuando vi a mi nieto?... Que con él volvía Laura, porque por sus venas y por su sangre estaba mi hija. Entonces, se me iluminó todo y fue fantástico”
“¡Vos no sabés cómo me enojé con Dios cuando la mataron a Laura!... le grité: “Vos, ¿qué hiciste? ¡No servís para nada!”. Le dije de todo al crucifijo y me enojé. Después pensé: “Si no lo hizo Dios, lo hicieron los hombres”