Donald Trump endureció su postura hacia Rusia al declarar que los países de la OTAN deberían derribar aeronaves rusas que violen su espacio aéreo. La declaración llegó tras una pregunta directa durante su reunión con Zelensky, respondiendo categóricamente "Sí, lo creo", marcando un cambio significativo en su enfoque hacia el conflicto ucraniano.
El canciller polaco Radosław Sikorski reaccionó inmediatamente con "Mensaje recibido", tras haber advertido previamente que misiles o aviones rusos serían derribados si violan territorio de la OTAN. Esta respuesta evidencia cómo los aliados europeos interpretan las declaraciones de Trump como respaldo a sus políticas de defensa más agresivas.
Las declaraciones surgen por las recientes violaciones del espacio aéreo ruso. Estonia denunció que tres MiG-31 permanecieron 12 minutos sobre el golfo de Finlandia, mientras Polonia y Rumanía reportaron incursiones de drones rusos, escalando las tensiones militares en la frontera oriental de la OTAN.
Giro radical en la postura ucraniana
Trump demostró un giro de 180 grados en su postura sobre Ucrania, instando ahora a "RECUPERAR TODA UCRANIA" y calificando a Rusia como "tigre de papel" por no ganar una guerra que "a una verdadera potencia militar le habría tomado menos de una semana". Esta retórica contrasta dramáticamente con sus posiciones anteriores.
El cambio de Trump hacia una línea más dura puede responder a evaluaciones estratégicas sobre la debilidad militar rusa evidenciada en el conflicto. Su caracterización de Rusia como "tigre de papel" sugiere una reevaluación de las capacidades militares del Kremlin tras más de dos años de guerra.
Esta nueva posición de Trump sobre el derribamiento de aeronaves rusas establece un precedente peligroso que podría escalar el conflicto hacia una confrontación directa OTAN-Rusia. Sus declaraciones representan el endorsement más explícito hasta la fecha de medidas militares directas contra fuerzas rusas que violen territorio aliado.