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La propuesta de imponer un arancel del 50% a las importaciones de café brasileño en Estados Unidos ha encendido las alarmas en ambos lados de la cadena de suministro. Márcio Ferreira, presidente del Consejo de Exportadores de Café de Brasil (Cecafé), advierte que la medida, de carácter "político y no razonable", tendría un impacto devastador no solo para los más de 300.000 productores en Brasil, sino que se traduciría en un "precio muy amargo" directamente para el consumidor estadounidense.
Estados Unidos se posiciona como el mayor importador y consumidor de café del mundo, y Brasil es su principal proveedor, abasteciendo aproximadamente el 33% de sus importaciones. "A nosotros nos afecta mucho, porque entre el 16% y el 18% de nuestras exportaciones tienen como destino Estados Unidos", explica Ferreira. La decisión de mantener el café en la lista de productos gravados, mientras se eximía a más de 700 otros artículos, fue una "sorpresa muy mala" para el sector.
El impacto económico del café va más allá de la taza. Según Ferreira, la industria cafetera genera alrededor de 2.2 millones de empleos en Estados Unidos y representa el 1.2% de su PIB, una cifra superior al 0.89% que supone para el PIB de Brasil. "Por cada dólar que se exporta, se generan 43 dólares en la economía americana", subraya, destacando la profunda interconexión económica que la medida arancelaria amenaza con perturbar.
El consumidor, el principal afectado
Contrario a lo que podría pensarse, el arancel no es un costo que asumen los exportadores brasileños, sino que se aplica directamente en la aduana estadounidense. "Las tasas son aplicadas para el consumidor americano", aclara Ferreira. Pone un ejemplo claro: una bolsa de café contratada a 300 dólares, con la tarifa del 50%, le costaría al cliente final 450 dólares. En comparación, el mismo café de Vietnam (con un arancel hipotético del 20%) costaría 360 dólares, y el de Colombia (con 10%), 330. "A todos les aprieta, pero a Brasil mucho más", sentencia.
Esta alza de precios podría llevar a una inevitable disminución del consumo. "El consumidor americano podría eventualmente bajar su consumo de café", señala Ferreira. Este escenario obliga a los exportadores brasileños a mirar hacia otros mercados, principalmente en Asia, donde el consumo está en crecimiento. Sin embargo, el presidente de Cecafé, entidad que representa a casi el 97% de los exportadores del país, es enfático: "Jamás podremos abrir mano de un consumidor e importador como Estados Unidos. Perder participación de mercado sería un error y recuperarla más adelante sería bastante difícil".
Incertidumbre y estrategia del Sector Privado
La situación ha sumido al mercado en un compás de espera. Los exportadores han paralizado los embarques hacia Estados Unidos para evitar el sobrecosto del 50%, una decisión que, a su vez, genera altos costos financieros y logísticos por los retrasos. Mientras tanto, el sector privado brasileño, en colaboración con sus contrapartes en Estados Unidos como la Asociación Nacional del Café (NCA), busca abrir canales de diálogo con las autoridades estadounidenses.
"Nosotros nos atentaremos a la parte privada, ubicando los caminos necesarios e importantes que nos lleven a tener este diálogo", afirma Ferreira. El objetivo es "proteger los intereses de los productores brasileños y de los consumidores americanos", dejando que la disputa política se resuelva en otras esferas. La esperanza del sector es que se logre una reducción significativa del arancel o, idealmente, que se equipare con las tasas aplicadas a otros países productores.
Leer tambiénEl éxito de la protesta de Brasil ante la OMC por los aranceles es 'poco probable'
La propuesta de imponer un arancel del 50% a las importaciones de café brasileño en Estados Unidos ha encendido las alarmas en ambos lados de la cadena de suministro. Márcio Ferreira, presidente del Consejo de Exportadores de Café de Brasil (Cecafé), advierte que la medida, de carácter "político y no razonable", tendría un impacto devastador no solo para los más de 300.000 productores en Brasil, sino que se traduciría en un "precio muy amargo" directamente para el consumidor estadounidense.
Estados Unidos se posiciona como el mayor importador y consumidor de café del mundo, y Brasil es su principal proveedor, abasteciendo aproximadamente el 33% de sus importaciones. "A nosotros nos afecta mucho, porque entre el 16% y el 18% de nuestras exportaciones tienen como destino Estados Unidos", explica Ferreira. La decisión de mantener el café en la lista de productos gravados, mientras se eximía a más de 700 otros artículos, fue una "sorpresa muy mala" para el sector.
El impacto económico del café va más allá de la taza. Según Ferreira, la industria cafetera genera alrededor de 2.2 millones de empleos en Estados Unidos y representa el 1.2% de su PIB, una cifra superior al 0.89% que supone para el PIB de Brasil. "Por cada dólar que se exporta, se generan 43 dólares en la economía americana", subraya, destacando la profunda interconexión económica que la medida arancelaria amenaza con perturbar.
El consumidor, el principal afectado
Contrario a lo que podría pensarse, el arancel no es un costo que asumen los exportadores brasileños, sino que se aplica directamente en la aduana estadounidense. "Las tasas son aplicadas para el consumidor americano", aclara Ferreira. Pone un ejemplo claro: una bolsa de café contratada a 300 dólares, con la tarifa del 50%, le costaría al cliente final 450 dólares. En comparación, el mismo café de Vietnam (con un arancel hipotético del 20%) costaría 360 dólares, y el de Colombia (con 10%), 330. "A todos les aprieta, pero a Brasil mucho más", sentencia.
Esta alza de precios podría llevar a una inevitable disminución del consumo. "El consumidor americano podría eventualmente bajar su consumo de café", señala Ferreira. Este escenario obliga a los exportadores brasileños a mirar hacia otros mercados, principalmente en Asia, donde el consumo está en crecimiento. Sin embargo, el presidente de Cecafé, entidad que representa a casi el 97% de los exportadores del país, es enfático: "Jamás podremos abrir mano de un consumidor e importador como Estados Unidos. Perder participación de mercado sería un error y recuperarla más adelante sería bastante difícil".
Incertidumbre y estrategia del Sector Privado
La situación ha sumido al mercado en un compás de espera. Los exportadores han paralizado los embarques hacia Estados Unidos para evitar el sobrecosto del 50%, una decisión que, a su vez, genera altos costos financieros y logísticos por los retrasos. Mientras tanto, el sector privado brasileño, en colaboración con sus contrapartes en Estados Unidos como la Asociación Nacional del Café (NCA), busca abrir canales de diálogo con las autoridades estadounidenses.
"Nosotros nos atentaremos a la parte privada, ubicando los caminos necesarios e importantes que nos lleven a tener este diálogo", afirma Ferreira. El objetivo es "proteger los intereses de los productores brasileños y de los consumidores americanos", dejando que la disputa política se resuelva en otras esferas. La esperanza del sector es que se logre una reducción significativa del arancel o, idealmente, que se equipare con las tasas aplicadas a otros países productores.
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