Con mayor insistencia se está pidiendo reformar las Naciones Unidas. Pero, ¿por dónde empezar? RFI recibió en sus estudios a María Fernanda Espinosa, primera mujer latinoamericana en presidir la Asamblea General de la ONU en 2018. Excanciller y exministra de Defensa y de Cultura en Ecuador, Espinosa es ahora la presidenta de Alianza de Ciudades y dirige la organización Global Women Leaders.
RFI: María Fernanda Espinosa, usted es presidenta de la Alianza de Ciudades, una entidad internacional auspiciada por la ONU sobre gobernanza de las ciudades. También ha sido canciller, ministra de Defensa y de Cultura de Ecuador, y presidenta de la Asamblea General de la ONU. Este año es invitada al Foro de París sobre la Paz, cuyo lema es “Nuevas coaliciones para la paz, personas y el planeta”. ¿Es una forma de admitir que las actuales coaliciones están fallando?
María Fernanda Espinosa: Yo lo que creo es que es una voluntad y una expresión de la necesidad de construir, de pensar que la paz se construye de manera conjunta, que es parte de la acción colectiva, que las sociedades tienen un rol importante, que el sistema multilateral es fundamental. Este sistema multilateral está gobernado y liderado por los Estados pero también tenemos una sociedad civil y una comunidad científica muy vibrante. El éxito de la construcción de la paz va a estar en la acción colectiva y en la apropiación de las sociedades. La humanidad prefiere vivir en un mundo que sea pacífico. La paz no es una ausencia de guerra nada más. La paz se construye con igualdad, con justicia, con dignidad, y por lo tanto es una tarea colectiva. Esto de las nuevas coaliciones yo creo que es un llamado a reconocer, por ejemplo, el rol del sector privado, a reconocer el rol de la sociedad civil organizada, a reconocer a la comunidad académica, a reconocer el mundo de la filantropía.
RFI: Reconocer también el rol de países del sur global, ¿de países como los países latinoamericanos también?
María Fernanda Espinosa: Estamos viviendo un mundo crecientemente multipolar, donde esas divisiones convencionales de norte, sur, este, oeste yo creo que cada vez son menos claras. Si vemos las economías emergentes, la configuración de grupos como el BRICS, grupos ad hoc como el G20, el G7, las configuraciones regionales, la Unión Africana, la CELAC en América Latina, la ASEAN en el Asia, organizaciones como la Organización de Cooperación de Shanghai, hay varias configuraciones que le dan vida a una nueva forma de multilateralismo.
Pero aquí viene el pero: hay una sola plataforma que es universal, donde todos los países están representados, tienen voz, tienen derecho a votar y participan en la construcción de esta comunidad internacional y también de las decisiones sobre la gobernanza global, sobre la administración de los bienes públicos globales. Esa entidad se llama la Organización de las Naciones Unidas, que es irremplazable.
RFI: Y que cumplió este año 80 años. Usted fue presidenta de la Asamblea General de la ONU. El Secretario General actual lanzó una iniciativa llamada ONU 80, que busca reorganizar y reajustar funciones y programas de esta institución, que últimamente ha sido muy criticada. Usted forma parte de los que abogan por ese cambio. ¿Por dónde debe empezar?
Espinosa: La iniciativa ONU 80 surge por un profundo recorte presupuestario para la ONU. No es desconocido que hay una reducción presupuestaria para la organización de alrededor del 20%. Si vemos por sector, hay una reducción del 30% o 40%, por ejemplo, en el Programa Mundial de Alimentos, una gran contracción de la inversión en los temas humanitarios especialmente.
RFI: Por el retiro de Estados Unidos de esa financiación.
María Fernanda Espinosa: Yo diría que no solamente. Hay una disminución de la ayuda oficial al desarrollo que es significativa y que además va a la baja y no al alza. No crecen las necesidades humanitarias. Hay más de cien conflictos armados en este momento en el mundo y los presupuestos para la acción humanitaria están bajando. No solamente de Estados Unidos. La Unión Europea ha tomado una dirección de repriorizar un poco la inversión: 100.000 millones de dólares para Ucrania, un incremento en el gasto militar y en la defensa estratégica, recuperando la capacidad de defensa de Europa. Eso obviamente tiene que ir en detrimento de las inversiones en los temas de desarrollo, de la ayuda oficial al desarrollo.
El primer sector que ha sufrido es el humanitario. El segundo sector que ha sufrido es el de democracia y gobernanza. Luego vienen la salud y la educación, como los temas en los que la ayuda oficial al desarrollo y la cooperación para el desarrollo ha dejado de invertir o ha reducido de manera significativa sus inversiones. No solo Estados Unidos, sino en general, yo diría el mundo entero. Mientras se mantienen algunos países comprometidos, como España, Luxemburgo, Irlanda y Corea del Sur. Todo está cambiando, el escenario está cambiando.
RFI: El aporte de Estados Unidos sí corresponde al menos a un cuarto de la financiación. Pero lo que ahora se está planteando ante la crisis de liquidez de la ONU es reducir, como lo decía usted, en un 20% también su funcionamiento, fusionar de pronto agencias. ¿Cómo ve esas soluciones?
María Fernanda Espinosa: Hay decisiones de emergencia, que son obviamente operar con el presupuesto que la organización tiene. Se ha reducido en un 20% el presupuesto central de operación de la organización. Se ha reducido más en el sector humanitario y en el sector de operaciones de mantenimiento de la paz. Se ha reducido en general. Decir “vamos a fusionar estas instituciones, estas agencias y programas, vamos a racionalizar” quiere decir que la organización debe seguir funcionando, pero en condiciones presupuestarias distintas.
Quizá pueda servir como una voz de alarma para la necesidad de reducir, optimizar, alinear, enfocarse en el impacto, enfocarse en los resultados, y entrar en un proceso de modernización de la organización. Lamentablemente, tiene que venir un shock fuerte de reducción de presupuestos para algo que la organización necesitaba hacer de todas maneras.
RFI: O sea, una cura de austeridad para la ONU.
María Fernanda Espinosa: Una cura de austeridad, pero donde se necesita una visión de futuro, donde se necesita un compromiso político de los Estados. El trabajo de ONU 80 no puede ser un ejercicio burocrático, tiene que ser un ejercicio político de repriorización, de racionalización, de modernización, donde se vele por la transparencia, el impacto y la rendición de cuentas. Son condiciones adversas. Hay una suerte de ajuste estructural en la ONU, pero a la vez tiene que verse esto como una oportunidad de modernización, una oportunidad de mayor eficacia en la gestión, una oportunidad de racionalizar la gestión de la ONU, una organización que ha producido 40.000 mandatos en 80 años. Más del 80% de estos mandatos no tienen mecanismos de revisión y rendición de cuentas.
RFI: Y no se cierran.
María Fernanda Espinosa: No tienen tiempo determinado entonces se mantienen para siempre. La ONU es una organización que produce más de 1.200 informes por año, que tiene más de 20.000 reuniones en el año. Yo creo que es momento de empezar a medir el impacto que tiene, sobre todo en las comunidades, en la gente, en los grupos que más necesitan. El origen de la organización es básicamente una agenda de prevenir los conflictos, de prevenir crisis humanitarias, de prevenir el sufrimiento y la inseguridad de la gente. Ahí es un tema al que hay que ponerle más fuerza, más énfasis. La agenda preventiva, invertir en prevención es la mejor inversión. Un dólar que tú inviertes en prevenir un conflicto, antes de que ocurra, es un ahorro de mil dólares en los mecanismos de respuesta. Esto es cierto para los temas climáticos, para los temas de crimen organizado, de violencia armada. La ONU tiene que volver a sus orígenes, a sus principios fundamentales, pero ubicarse en el escenario del siglo XXI, viendo los nuevos desafíos.
RFI: Justamente es en el tema de los conflictos donde también la ONU recibe las mayores críticas. Se responsabiliza también al sistema casi de este mastodonte que rige el sistema del Consejo de Seguridad de la ONU y que prevé que todo puede ser paralizado por un sistema de vetos. ¿Cómo se puede cambiar el Consejo de Seguridad de la ONU, el corazón político de la ONU?
María Fernanda Espinosa: La reforma del Consejo de Seguridad es un proceso que tiene más de veinte años y sigue de manera incremental. Hay un mecanismo intergubernamental, un proceso de reforma del Consejo de Seguridad. Normalmente hay una obsesión, sobre todo en la opinión pública, que dice: “todo se va a resolver en la ONU si se reforma el Consejo de Seguridad”. Cuando se refieren a la reforma, se refieren a dos cosas: el uso del veto y la composición del Consejo.
Pero hay muchísimos otros temas, como los métodos de trabajo del Consejo, la medición de impacto, los mecanismos de seguimiento, cosas que pueden parecer aburridas, pero que también son igualmente importantes. La reforma del Consejo de Seguridad tiene que avanzar en la medida en que exista la voluntad política de los Estados de avanzar en ese proceso.
Creo que hay una opinión casi generalizada de que el Consejo de Seguridad se tiene que reformar. Pero no solo el Consejo de Seguridad. También los métodos de trabajo de la Asamblea General, que es el órgano parlamentario de las naciones del mundo. Cuando fui presidenta, aprobamos más de 300 resoluciones en ese año, y ¿dónde están los mecanismos de seguimiento, de cumplimiento, de impacto? Hay que reformar toda la arquitectura, la relación entre la Asamblea General y el Consejo Económico y Social, la conexión de estos órganos con el Secretariado, que es otro órgano de la organización, y cómo se conecta con la Corte Internacional de Justicia. Es todo un ecosistema. Las Naciones Unidas son un sistema político complejo.
RFI: Las críticas van con la observación de que las resoluciones, al fin de cuentas, no son vinculantes y de cierto modo fomentan un impase político a la hora de resolver conflictos y no solo resolverlos.
María Fernanda Espinosa: Claro, prevenirlos también. Pero cuando se dice “no son vinculantes, no son obligatorios”, creo que eso es relativo. Hay que ver el trabajo que hace la Asamblea General, el laboratorio del derecho internacional, de donde emergen los grandes tratados, las grandes convenciones, desde la Declaración de los Derechos Humanos hasta la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas, desde el mecanismo que fundó la Corte Penal Internacional, el Estatuto de Roma. Es ahí de donde se establece el Derecho Internacional; es la fábrica del Derecho Internacional y las decisiones que toma la Asamblea tienen que ser ejecutadas y tener un impacto directo en las personas que más lo necesitan.
Ahora, si es vinculante o no, lo que creo es que hay que apuntar a reducir la brecha de implementación que tiene la organización en general y los compromisos adquiridos. Compromisos suscritos por los países tienen que ser cumplidos. Esa es la base del Derecho Internacional.
RFI: Lo que estamos viendo en el terreno, en la forma como se está moldeando la geopolítica actualmente, es que los gobiernos hacen básicamente lo que quieren, según el gobierno de turno.Donald Trump está jactándose de lograr más en unos meses que el concierto de las Naciones lo ha logrado en décadas en cuanto a resolución de conflictos. ¿Qué opina usted de esa diplomacia de los negocios y de las amenazas, como lo estamos viendo recien pidiendo reactivar los ensayos nucleares en Estados Unidos?
María Fernanda Espinosa: Escuchamos durante la Asamblea General de varios jefes de Estado una mirada crítica hacia la ONU, pero básicamente diciendo: la ONU tiene que hacerlo mejor, no tiene que desaparecer. Tiene que ser más eficaz, tener más impacto, cumplir más con los compromisos. Es decir, necesitamos más ONU, no menos ONU.
Necesitamos que la ONU esté presente, porque los espacios que quedan vacíos en política internacional se llenan con otros liderazgos, con iniciativas activas, incluso de líderes particulares. Si hay un par de líderes que se ponen de acuerdo para facilitar un proceso de paz, eso es absolutamente bienvenido y Naciones Unidas debería seguir manteniendo su rol de acompañar procesos de paz o de cese al fuego, darle continuidad, acompañar a los Estados involucrados en los procesos de sostenimiento de la paz, de reconstrucción.
Ese fue el rol de Naciones Unidas en el conflicto de Colombia. Cuando Colombia firma la paz, la ONU se convierte en el gran garante, en el gran apoyo para acompañar el proceso de implementación de los acuerdos de paz. Vivimos en un mundo mucho más complejo, más interconectado, mucho más multipolar. La buena diplomacia combina la diplomacia multilateral clásica con iniciativas de líderes específicos.
Hemos visto muchos países que hacen el rol de intermediación, de facilitación de procesos de diálogo y de paz. Vemos países como Qatar, Egipto o Turquía que en determinados momentos operan para facilitar e intermediar un conflicto. Eso, por supuesto, no debe poner de lado a la ONU y decir “ustedes ya no tienen nada que hacer aquí”. Por el contrario, la ONU tiene que estar equipada para acompañar esos procesos, sobre todo cuando son implementados. La resolución de conflictos se hace con buena diplomacia y se hace a través del diálogo. Eso es lo que además establece la Carta de las Naciones Unidas.
RFI: María Fernanda Espinosa, quedémonos en Latinoamérica, en episodios como los que se están viendo en el Caribe, las incursiones militares estadounidenses. ¿Es algo que le preocupa? ¿Considera usted que ataques a las presuntas narcolanchas en aguas internacionales y posiblemente en aguas territoriales también es algo que requiere la intervención de la comunidad internacional?
María Fernanda Espinosa: Lo que diría es que uno de los problemas que realmente está obstruyendo la capacidad de desarrollo, de crecimiento, de bienestar en América Latina y el Caribe es el tema del crimen organizado. Y esto no es un flagelo que ataca a un país o a otro país, y para eso se necesita una gran plataforma de cooperación internacional, un sistema de corresponsabilidad bajo el liderazgo de los Estados afectados, pero también en el tema del tráfico de drogas, donde los países de origen, pero también los países consumidores y de destino, asuman una responsabilidad. Este es el típico problema del crimen transnacional organizado.
RFI: ¿Eso justifica el actuar militar estadounidense?
María Fernanda Espinosa: Es muy importante que se respete el Derecho Internacional, pero también digo que es fundamental que el crimen organizado se combata de manera cooperativa, de manera coordinada y utilizando los mecanismos de integración regional que existen, por ejemplo la CELAC. Estamos a puertas de tener una cumbre CELAC-Unión Europea en Santa Marta, en Colombia. Este es un tema que debe tratarse y que debe tratarse no solamente como un problema de América Latina, sino también de cuál es el destino de las drogas, de las sociedades de consumo, de qué es lo que viene y qué es lo que va del tráfico de armas que está asociado a esto, de las economías ilegales que se están implantando en los países de América Latina: la minería ilegal, la deforestación ilegal, el tráfico de personas, el tráfico de armas. Realmente eso es un tema que nos debe preocupar a todos y a todas las latinoamericanos, porque es el gran tema del momento. Es un tema que está profundizando las desigualdades, haciendo que crezca la pobreza, crezca el desempleo, y quizá el mejor antídoto para el crimen organizado sea el desarrollo, sea la inclusión, sea el trabajo con los jóvenes, sea las oportunidades de empleos dignos y de sentido de futuro para América Latina y el Caribe.
RFI: El narcotráfico ha estado afectando mucho a su país. ¿Cómo ve usted el respaldo que está dando logísticamente, militarmente Estados Unidos al gobierno de Noboa e incluso a través del apoyo de empresas de seguridad privadas que estarían apoyando la lucha contra la inseguridad en Ecuador?
Espinosa: El tema de la inseguridad y del crimen organizado no es un problema de Ecuador, es un problema de la región entera. Dolorosamente es un problema que toca y afecta desde México hasta el Cono Sur. Es un problema generalizado y creo que es fundamental que los países de América Latina se pongan de acuerdo, establezcan una hoja de ruta de corresponsabilidad, de cooperación, de trabajo conjunto para enfrentar este flagelo.
Hace muy poco se produjo un informe sobre seguridad humana del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, donde América Latina aparece como la región más violenta del mundo, pero también la región más desigual. Creo que ahí hay una corresponsabilidad, una actoría que corresponde a la región para enfrentar este tema de manera coordinada y colectiva. Y creo que esa es la única manera. No importan los esfuerzos que haga un país de manera individual u otro país de manera independiente. Porque, como dice su nombre, se trata del crimen transnacional organizado.
RFI: ¿Le parece acertado pedir ayuda a la administración Trump?
Espinosa: Eso le corresponde decidir al Ecuador y le corresponde decidir al Ecuador en consulta con sus ciudadanos.
RFI: Ecuador acaba de ingresar al Consejo de Derechos Humanos de la ONU y a la vez ha sido señalado por expertos de las Naciones Unidas sobre la vulneración de derechos durante las protestas, durante el paro nacional, durante los distintos estados de excepción que han sido decretados. ¿Qué valoración hace usted del respeto de los derechos en su país?
Espinosa: Creo que el Consejo de Derechos Humanos es una oportunidad, un espacio de debate, de reflexión, de análisis de la situación de los derechos humanos en el mundo entero. Creo que la decisión de países de participar como miembros plenos del Consejo de Derechos Humanos es una decisión que compromete al país que se postula, además el país se postula con una suerte de programa de trabajo, de prioridades que establece. Creo que eso solo puede ser beneficioso para el país que participa. El Consejo de Derechos Humanos, como sabemos, no es de conformación universal; es un número determinado de países que representan a regiones que están en el Consejo y esa es una oportunidad, como digo, para abogar por los más altos estándares de derechos y ayuda al país que participa porque le ayuda a hacer un análisis doméstico, pero también a proyectar sus prácticas, sus experiencias con otros países del sistema.