Aunque le sirvió para celebrar –de nuevo– a Karl Kraus, que cumple siglo y medio, reconvino duramente a Santos por hacerle jugar con la pelotita fachosfera. ¡Última vez que los adultos se ocupan de cosas de niños!

Pueril, precisamente, es un Estado que tiene que negociar en Bruselas algo como la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Una democracia tutelada, de guardería. No obstante, reconoce que no es un asunto fácil, acordar algo con un Gobierno fundamentado en el pacto con un prófugo de la justicia, y menos si el enviado de la oposición es González Pons.

Tuvo que volver a ocuparse de la prensa socialdemócrata, tras la marcha de Félix de Azúa, anunciada histriónicamente. Se equivoca quien piense que El País se ha transformado, fuera del breve interregno de Antonio Caño. Tómense, si no, aquellas audiencias colectivas en la redacción del periódico para ver el vídeo de Pedro Jota.

Se reiteró la crítica al prestigio cultural de las drogas y la delicia que es leer a Janet Malcolm sobre el adulterio.

Y fue así que Espada yiró.

Bibliografía:

-       Karl Kraus: Contra los periodistas y otros contras

-       Alfonso Galindo y Enrique Ujaldón: Sexo, cuerpo, boxeo. Un alegato contra la izquierda reaccionaria

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