LAS FRECUENCIAS QUE CURAN: LA ANTIGUA MEDICINA DEL FUTURO.
Las vibraciones han estado siempre asociadas a la creación de la materia y a la fuerza vital que invade el universo. Desde los Veda en Oriente, a Pitágoras, de San Juan al descubrimiento de Planck y Einstein parece claro que todo es energía y esta energía es vibración. Pitágoras decía que la música es la verdadera medicina y en las antiguas tradiciones religiosas y esotéricas, los cantos y el sonido eran usados para inducir curaciones físicas y espirituales. Hoy la ciencia está redescubriendo todo esto, abriendo las puertas a lo que se ha llamado: la medicina cuántica.
LA VIBRACIÒN INFUENCIA NUESTRO CUERPO Y NUESTRA SALUD.
El profesor Carlos Ventura, director del laboratorio de biología molecular y bioingeniería de las células madre, en el instituto de cardiología de la Universidad de Bolonia, con estrecha colaboración con la Universidad de California, afirma que las células, como todo en el universo, vibra, y al hacer escuchar las frecuencias correctas a las células madre, estas pueden ser instruidas para convertirse en células específicas de nuestro organismo. Las vibraciones pueden por tanto, propiciar la curación.
Ernst Chladni (1756-1827), padre de la Cimàtica, demostró científicamente cómo las vibraciones modifican la materia. Se ha observado, en efecto, que cada frecuencia induce a la materia (arena y agua en los experimentos de la Cimàtica) a estructurarse de cierta forma, según sea la frecuencia sintonizada. Por tanto, estando nuestro cuerpo compuesto por al menos un 70% de agua, sus moléculas responderán de distinta sus moléculas responderán de distinta manera según la frecuencia que el sonido atraviese.
La cimàtica ha sido el puente vinculante para comprender la sabiduría Vèdica que habla del sonido creador OM, o la frase bíblica “En el principio era el Verbo”, o bien los textos de Pitágoras en los que sostenía que “La geometría de la forma es música solidificada”.
”. El descubrimiento de la cimàtica está estado asociado a los estudios de Masaru Emoto, famoso por haber fotografiado los cristales de agua congelada sometida a determinadas frecuencias y vibraciones, mostrando cómo el agua es capaz de formar estructuras cristalinas armónicas o caóticas, en respuesta a varias vibraciones.
Investigadores como Fabien Maman sostienen que las células cancerosas y las sanas conducen las frecuencias sonoras de manera distinta y que éstas las pueden influenciar. El agua presente en los tejidos sanos tiene una estructura distinta de las que tienen un tejido enfermo, por lo que los médicos que reconocen este hecho utilizan algunos tipos de música, cantos, diapasón o campanas tibetanas como terapia. También la misma floriterapia, homeopatía y terapias magnéticas explotan esta propiedad: inducen una cierta frecuencia de curación del cuerpo, lo mismo que la frecuencia necesaria para conservar en armonía la parte enferma.
LA NUEVA MEDICINA SE BASA EN LA FRECUENCIA
Vale también a la inversa: si estamos atravesando por vibraciones externas (no solo sonido, sino también campos electromagnéticos y pensamientos/emociones de otras personas) que no están en resonancia con nuestras vibraciones naturales, se crea un desequilibrio que induce desarmonía que con el tiempo se hace crónico y aparece
la enfermedad.
El profesor Piergiorgio Spaggiari, físico y médico cirujano, Director General de la Hacienda Hospitalaria de Valtellina, uno de los máximos pioneros italianos de la considerada medicina cuántica afirma: “El bienestar es una cuestión de oscilación electromagnética “ordenada”. Al contrario, la enfermedad “nace”, y puede ser realzado, como un disturbio de la red electromagnética del control del tráfico molecular y solo en el estadio final, cuando se manifiesta con toda su secuela de síntomas y dolores, se convierte en una anomalía de la estructura molecular del cuerpo.” y continúa diciendo- “el organismo se mantiene en equilibrio dinámico gracias a los mensajes que las células