Habrás escuchado la frase que se necesitan dos para que haya un problema. Aunque se inicie por otra persona, la actitud que tomes frente a la situación, definirá cómo se resolverá. En el Salmo 52:8 el rey David hace una oración en un momento en el que el Señor lo libró de la muerte.

¿Qué hacer, cuando quieres algo que no es pecado, ni ilícito, pero que no sabes cómo actuar? El apóstol nos presenta el filtro para lo lícito, porque a veces, no es porque sea pecaminoso, sino porque no nos conviene.

La persona conformista acepta lo que sea en su vida, porque piensa que no hay nada más. El apóstol Pablo, presenta un camino para el cambio y es a través de la renovación de la mente, para llegar a conocer la buena voluntad de Dios, que es agradable y perfecta.

Determinación es firmeza en las decisiones, ayuda a la persona a ser persistente y a no desistir cuando las cosas se ponen difíciles. Trabajar en ella es una tarea de cada día.

Para los judíos, el desierto significa libertad de la esclavitud de Egipto. Para Juan el Bautista, significó el lugar de donde el Señor lo llamó y lo envió. ¿Estás pasando por un desierto en estos momentos? ¿Qué significa para tí el desierto?

Cuando Josué llora la partida de su amigo y mentor Moisés, el Señor le habla. La etiqueta social y la empatía enseñan que, ante un duelo, digamos expresiones de ánimo. Pero cuando el Señor habla a Josué, le dice que se levante. Y es que en ocasiones necesitamos un empujoncito para salir del estado estático en el que nos quedamos.

Es bien lindo ver cómo Dios, con tal de comunicarse contigo, te habla a través hasta de un árbol, si es necesario. O por medio de las circunstancias, aunque éstas sean contrarias a lo que Él te dice. Lo importante es estar disponibles (tiempo y momento) y dispuestos (actitud) a escucharle.

Dios hizo la boca ¿y no nos hablará? El asunto radica, no en que Él no nos hable, sino en que no sabemos escucharle.

En las Escrituras encuentro que el Señor le da un valor especial a la prudencia y discreción. Uno de ellos, hace referencia a cuando hacemos actos de bondad con el prójimo, o cuando se trata de la comunión con Él. Y esto aplica aún en pleno siglo XXI, donde contarle al mundo lo que hacemos, es algo cotidiano.

Cuando Dios le dijo a Abraham que tendría un hijo, la realidad de su cuerpo contradecía la promesa que el Señor le había dado. Pero Dios siempre está por encima de la realidad.