Los intentos humanos por la búsqueda de sentido necesitan ser redefinidos, clarificados y expandidos más allá de la mente y de las fronteras del ego, al encontrarnos en un mundo en crisis social, ambiental y de salud. La nueva espiritualidad necesita de un amplio manejo de información y acción, además de conciencia, para generar transformaciones radicales basadas en reconocer la inteligencia de la vida como un aspecto fundamental de la existencia en la tierra.