El proceso de conocerse a sí mismo es un proceso de escultura. El artista lo único que hace es usar sus herramientas para desbastar la piedra, sacando el material sobrante, y hacer emerger la figura que estaba aprisionada. Gerardo Ortiz nos explica que lo mismo hace uno cuando pretende autoconocerse: limpiar todo el sobrante, el cúmulo de fantasías, condicionamientos, mentiras, constructos mentales, creencias, impulsos seguidos ciegamente, arrepentimientos, deseos que sirvieron de prisión al verdadero Yo que al final emerge.