Grant Hardin, apodado “El Diablo de los Ozarks”, es un exjefe de policía de Gateway, Arkansas, condenado por dos crímenes graves. En 2017 asesinó a James Appleton, un empleado municipal, disparándole a quemarropa dentro de su vehículo de trabajo. Años después, su ADN lo vinculó con una violación ocurrida en 1997 contra una maestra de primaria en Rogers, un caso que había permanecido sin resolver durante dos décadas. Por ambos delitos, recibió sentencias que sumaban cerca de 80 años de prisión.
El 25 de mayo de 2025, mientras cumplía condena en la Unidad North Central de Calico Rock, Hardin escapó disfrazado de guardia penitenciario. Usó ropa teñida de negro, una gorra y una placa falsa hecha con la tapa de una lata de sopa para burlar la seguridad y salir caminando por la puerta principal. La fuga provocó un operativo masivo de trece días, con participación de la policía estatal, el FBI y el Servicio de Alguaciles de EE.UU., además de recompensas por información.
El 6 de junio de 2025, Hardin fue recapturado a apenas 2,4 kilómetros de la prisión, escondido y debilitado tras sobrevivir en el bosque durante casi dos semanas. Su escape reveló fallos graves en los protocolos de seguridad, llevó al despido de dos empleados penitenciarios y generó reformas en el sistema carcelario de Arkansas. Ahora enfrenta un cargo adicional por fuga, aunque su larga condena ya prácticamente garantiza que pasará el resto de su vida en prisión.