Te mereces un amor que no duela, que llena y hace crecer. Debes ser exigente y sentirte merecedor/ merecedora de él, y para ello, nada mejor que cambiar de estrategia. Dejá de ser "dador" para convertirte en receptor de ese amor. Validate a vos mismo/a, nutre tus raíces y retoma esos sueños que un día quedaron atrás, dejá a un lado el conformismo y la aceptación ajena que oxida. Date ese amor que siempre das a los demás.