PEQUEÑA MONARCA DE MIS HUESOS
Nube que vuela de estrella a estrella desde el comienzo del mundo,
que ha dibujado en su cuerpo los trazos de lo que viene.
De lo que hemos de ser, de una eclosión de amores
abrigada por los vientos, o empujada por pasiones,
por deseos naturales, o por amor, por instintos ancestrales,
Que más nos da cuando tras una explosión
se nos separan las aguas, o el diluvio de dolores
riega nuestro corazón con esos primeros versos,
latido a latido, siendo con ella un sonido
y con ella siendo Dios.
Cuando las puertas del cielo se nos cierran a la espalda
y se nos abren los ojos a otra estrella más azul, menos celeste,
somos entonces la parte que le falta al Universo,
somos ahora la parte que ha proyectado el amor.
Ese ser que se cobija en futuras predicciones
preguntando si tal vez será bueno o será rey
o si llegará a sentir el mismo amor que ella siente.
Ese ser de quien depende que llegues a ser y seas
lo que nunca pudo ser, y de que vueles tan alto
como ella quiso volar, ese ser que se desprende
de si mismo si es preciso sin soltarte de la mano.
Ese ser que hace que seas un gran hombre
si siguieras sus consejos, ese ser que cuando viejo
te hace volver a la infancia y te sirve de recuerdo.
Ese ser es nuestra madre la que cae en el olvido
la que atiende a tu silbido cuando tú la necesitas
la que nunca solicita favores, pero agradece unos besos, unas flores.
Que la llames, que la escribas que nunca resulta esquiva
y que la tienes al lado todos los días de tu vida.
Cuando se nos desvanece se pierde todo en nosotros
se pierden las referencias se duerme un faro en la niebla,
y la rosa de los vientos se vuelve loca y tu nave boga sola
por los mares de la vida.
Madre
cuantas veces he sentido en el silencio la mano que me acaricia
tus labios en mi mejilla como tapabas mi frio en el frio de la vida.
Madre
antes de que te vayas y ahora que estás conmigo
has de saber que te quiero y que te querré por siempre.
Madre. esa palabra pequeña que encierra un amor tan grande.
Chema Muñoz©