3-A MEDIO DÍA
La luna se revienta al mundo que se abre,
la luz que te imaginas asciende,
rueda y lame la piel que te recubre,
despistando tu cuerpo, absorbiendo despacio
las cenizas que el tiempo te pinta en las auroras.
Eres a veces fuerza, a veces como ausencia
que retorna al aire de la alcoba,
y se escapa y te huye y se eleva a la altura
que se elevan las aves luchando con el viento
al sol del mediodía para darse de bruces,
ascendiendo a tus brazos dormidos,
como ausentes, rompiendo los encantos,
dejándose volar amores, besos y llantos.
Los lagartos me recorren los caminos,
desde mis párpados bajan los látigos lascivos
de mis necesidades, y los volcanes que asfixio
miran hacia otro lado creyendo que su fuego
no pudiera mirarme.
La noche peligrosa atrae a los alacranes
que envenenan las venas y los timbales truenan
completando los ritmos con ciclos naturales,
todo es un único sentido que hace converger
en mí tus mismos epicentros.
Es difícil llegar hasta tu mediodía
cuando la aurora es en mí la noche,
o sólo es el silencio desde
lo más profundo de mi licantropía.
Cuánto me gustaría serte Fénix por siempre,
renacer cada día desde tus tiernas manos,
cubrirte de cenizas por todos tus volcanes,
apagando los míos que con tanto dolor sufro.
¡Tantas veces soñara amarte a cada instante
despertando después, navegándome solo,
naufragando a tu lado con dos rumbos opuestos!
!Si los ojos del alma no te hubieran mirado
aún disfrutaría en la luz con que te añoro,
más ni los ojos ni el amor tienen riendas,
y cabalgan sin norte y te traen y te llevan
por sombríos encuentros de corazones rotos.
Y tú, ladera de dos ríos, edificio a dos calles,
te sientes en ti mismo el pájaro más alto,
el silencio más fuerte, la voz del desierto
que rompe con sus ecos los llantos
como diamantes, bajo un sol que te aplasta
con un amor intenso.
Chema Muñoz©
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