LA VOZ QUE FUERA UN DIA-18
Se escriben en piedras las voces que entienden una vida larga,
merecen vivirla en los libros cortos que el viento se lleva
cuando están escritos en agua o arena, cuando necesitan
ser casi entendidos para ser futuro.
No nace contigo el amor al mar, ni de tu garganta nacen esos gritos
que claman victoria por todo lo escrito, tampoco recuerdan
aquellos suplicios de gritar al viento los versos nacidos
de ese gran prodigio que da la palabra cuando se ha leído.
Saber por leer, vivir por morir, nunca hay un principio,
no existen sorpresas, desde que has nacido ya se te dibujan
dolores y gritos por saberlo todo, pero aquella piedra
recogiendo sangre antes de ser voz, o de haberse escrito,
tallada, maldita, esa epigrafia dormía en el olvido,
moría contigo casi solitaria al lado del rio entre la hojarasca,
Vive a la intemperie, o flota en los tiempos un mensaje naufrago,
equívoco, perdido en el tiempo, buscando una orilla para ser leído,
dormir junto a páginas queriendo ser libro que ha de ser escrito
cual mensaje naufrago que llega a tus manos y huye
del vacío que da la inquietud, la melancolía de no haber nacido,
de no ser el libro que escribe tu vida para recrear tu propia novela
para proyectar tu mundo a medida.
La palabra da el conocimiento, te abre los ojos, dirige tus sueños,
la palabra da el dominio al hombre, pero en su ausencia te hace un esclavo,
mejor dominar que ser dominado por no haber leído, por no haber gritado
con esa razón que la voz te entrega, con el testimonio de ser el notario,
de leer la vida, de ser soberano, de ir en primera no en vagón de carga,
ser el alimento, el valor, la fuerza, hacer que el peligro corra a esconderse
tras de aquellas puertas, por no haber tenido solo la ocasión de leer un día,
saltando al vacío, entregando glorias a los que se ausentan
en la realidad de ser solo por un día el conocimiento,
gritar de alegría llegando a entender esa compañía que da la lectura,
la novela, el cuento, esa realidad que da la poesía.
Chema Muñoz©