Con intro de la psicóloga Guadalupe Ramírez (twitter @psi_guaramirez) este episodio trata sobre las heridas narcisistas que está provocando el desarrollo de la tecnología y la comunicación durante la sociedad táctil.
Tiempos de fragmentación social, nichos, "histerias sociales", grietas mientras miramos el celu unas 400 veces al día desde los 10 años.
Pueden leer la reflexión completa en https://www.impulsobaires.com.ar/nota/288232/nuevas-heridas-narcisistas-2021-freud-la-comunicacion-y-la-sociedad-digital-por-esteban-concia/
Hace más de 100 años Sigmund Freud en una de sus Conferencias de introducción al Psicoanálisis mencionó tres heridas narcisistas que conmovieron al hombre “En el curso de los tiempos, la humanidad ha debido soportar de parte de la ciencia dos graves afrentas a su ingenuo amor propio. La primera, cuando se enteró que nuestra Tierra no era el centro del universo, sino una ínfima partícula dentro de un sistema cósmico apenas imaginable en su grandeza. Para nosotros, esa afrenta se asocia al nombre de Copérnico, aunque ya la ciencia alejandrina había proclamado algo semejante. La segunda, cuando la investigación biológica redujo a la nada nuestro supuesto privilegio que se había conferido al hombre en la Creación, demostrando que provenía del reino animal y poseía una inderogable naturaleza animal. Esta subversión se ha consumado en nuestros días bajo la influencia de Darwin, Wallace y sus predecesores, no sin la más encarnizada renuencia de los contemporáneos. Una tercera y más sensible afrenta, empero, está destinada a experimentar hoy la manía humana de grandeza por obra de la investigación psicológica; esta pretende demostrarle al yo que ni siquiera es el amo en su propia casa, sino que depende de unas mezquinas noticias sobre lo que ocurre inconscientemente en su alma”.
Al decir de Freud el Yo no es el amo en su propia casa. Existen unas poderosas fuerzas inconscientes que inciden en nuestro comportamiento, determinan nuestras acciones, y el Yo no tiene poder de incidencia sobre las mismas. Somos extraños a estas fuerzas que aunque reconozcamos como propias producen fenómenos incluso contrarios a nuestros anhelos y proyectos.
Las mociones afectivas como un quantum energético se desplazan de variada manera en las dos estructuras neuróticas que presenta Freud, inervan el cuerpo en la histeria, se desplazan de una representación a otra en la obsesión. La carga energética circula y tiene efectos en las respuestas de los sujetos.