Sin duda, uno de las experiencias a tomar, una de las lecturas imprescindibles y uno de los métodos para avanzar desde posiciones populares más claras y significativas. La obra “No pienses en un elefante” (2007) es definitivamente una manual de acción impresionante para pensar y hacer política.
Arranca chocante Lakoff en el libro pero también donde tenga oportunidad de hablar, y es que a pesar de ser un militante anti republicano a fondo y creer en valores claramente distintos, no duda en afirmar que los conservadores y las derechas son más inteligentes a la hora de entender cómo hacer y cómo comunicar la política. Son más conscientes de la importancia de la comunicación, y en ese sentido invierten tiempo, dinero y recurso humano en potenciar su discurso, pero no solo en elecciones sino todos los días y con una visión clara: ir hacia el sentido común, hacia el lenguaje cotidiano, y hacer mella ahí. Además de una visión estratégica donde primero está el objetivo superior más luego y al final los intereses particulares, de hecho el trabajo de todos los días quizá lleva a que uno u otro tenga un cargo ejecutivo o legislativo pero eso está en un segundo plano; lo importante es el marco conservador, y con ese marco es parte del imaginario de la mayor cantidad de estadounidenses posibles.
Think Tank, espacios de reflexión y estudio acerca de cómo presentar a la sociedad de mejor manera tus puntos de vista, asi lo expresa el autor “Estas instituciones han cumplido su misión muy bien. Las personas que pertenecen a ellas han escrito más libros que las gentes de izquierda sobre todas las cuestiones importantes. Los conservadores apoyan a sus intelectuales. Crean oportunidades mediáticas. Tienen estudios en sus propias instalaciones y así les es fácil acceder a la televisión. El ochenta por ciento de los bustos parlantes de la televisión pertenecen a los think tanks conservadores. El ochenta por ciento.
Cuando se compara el dinero que ha gastado la derecha en investigación durante un determinado periodo de tiempo, con su presencia en los medios durante ese mismo periodo, se observa una correlación directa. En 2002 la derecha gastó en investigación cuatro veces más que la izquierda, y ocupó cuatro veces más tiempo en los medios. Se cobraron lo que habían pagado. Esto no es casual. No se trata de un accidente. Los conservadores, a través de sus think tanks, descubrieron la importancia de los marcos y cómo enmarcar cada cuestión clave. Se dieron cuenta de la importancia de sacar a la luz esos marcos y de tener continuamente a su gente en los medios. Descubrieron la manera de unir a los suyos”
Hoy podríamos agregar inversión en investigación en redes sociales, en construcción de sentido desde el discurso, en percepción, en neurociencia, en tecnología, en datos para conocimiento predictivo, en fin en tantas herramientas que los movimientos populares parecen esquivar y dar así la batalla por pérdida antes de ser comenzada.
Retoma un ejemplo que también aparece en la película “El Vice” sobre la historia de repúblicano Dick Cheney quien junto a empresarios, comunicadores, demás actores se reunían religiosamente cada miércoles a pensar de manera horizontal como concretar sus intereses estructurales a través de la comunicación como herramienta fundamental para el lobbie y las campañas políticas en general.
Por otro lado sostiene que otro gran problema es el prejuicio de los “demócratas” o los “progresistas” en torno a que con explicaciones racionales pueden llegar a sus votantes, o de considerar que hay una “natural” continuidad y conexión entre lugar en la estructura económica o pertenencia racial de la persona con la adhesión política. Estos genera la necesidad de explicar las cosas de manera lógica y racional suponiendo que esa explicación al ser poseedora de la “verdad” triunfará por el solo hecho de contenerla. Pero esto no sucede, hay emociones, hay estados de ánimo y sobre todo hay marcos, hay lugares desde donde el receptor conecta o no conecta, lugares desde el emisor hace sentido o no le llegan las palabras: “Hay otro mito que también procede de la Ilustración, y dice así: Es irracional actuar en contra del propio interés y, por tanto, una persona normal, que es racional, razona sobre la base de su propio interés. La teoría económica moderna y la política exterior se establecen sobre la base de este supuesto. Este mito ha sido puesto en cuestión por científicos cognitivos como Daniel Kahneman (Premio Nobel de Economía por esta teoría) y Amos Tversky, quienes han mostrado que la gente realmente no piensa de ese modo. No obstante, la mayor parte de la economía se sigue basando en el supuesto de que la gente siempre pensará de manera natural en términos de su propio interés.