Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.

Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.

Música © Mingos Lorenzo.

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“Y vosotros, «¿quién decís que soy yo?»”. En esta pregunta se encierra, quizás, lo esencial de la vida cristiana, por tanto, de nuestra fe. La respuesta de Pedro, fruto de una experiencia de fuerte encuentro con Jesús, nos ayuda a seguir profundizando en nuestro conocimiento personal y relacional del Maestro. El mismo Pedro, después de contestar así, tuvo que seguir recorriendo el camino del discipulado, dejando que Jesús purificara tantas cosas en su modo de pensar y de sentir. La debilidad de aquél, en los momentos cruciales de la Pasión y Muerte del Señor, nos anima a seguir descubriendo que la fortaleza se realiza en la debilidad. Sí, pero una debilidad de enamorados, que desean, que quieren y que anhelan ser solo y siempre de Aquel al que han reconocido como Mesías y Señor. Y este camino hemos de recorrerlo como Iglesia, con un gozoso sentido de pertenencia eclesial, como familia en la fe, la esperanza y el amor, bajo el pastoreo de Francisco, sucesor de Pedro, roca en la que seguir viviendo y testimoniando aquella original y vital profesión de fe.

Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.

Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.

Música © Mingos Lorenzo.

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Hoy también nosotros estamos con Jesús en el desierto. La realidad espiritual de la tentación nos alcanza cada día, casi, cada instante. La vida cristiana es una lucha sin cuartel entre dos modos de ser y estar en el mundo: el del Tentador, que quiere instalarnos en nuestro “yo viejo”, caduco, autorreferencial y aislado; por otro lado, el de Jesús, que nos abre a la novedad de una nueva forma de ser persona, relacional y solidaria, compasiva y desplegada en el don de la propia vida, esto es, pascual.

Solo a partir de este proceso de purificación, en el que el Espíritu Santo trata de resituarnos y recolocarnos constantemente en la lógica de Jesús, podemos acoger en verdad la invitación a la fe y a la conversión. Desde ahí podremos comprender y vivir la fe coma la adhesión total de nuestra persona a la persona de Cristo, y la conversión como un dejarnos revestir de su mente y de sus sentimientos. De este modo, la existencia nueva se mueve entre la acogida y la manifestación del don de Dios.

Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.

Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.

Música © Mingos Lorenzo.

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¿Te has sentido alguna vez mirado por Jesús? Su mirada siempre nos alcanza en nuestros espacios de muerte, en aquellas realidades que nos esclavizan y nos exilian de la vida verdadera. Es una mirada que rescata y recrea, por eso, el destinario de su mirada ve como su vida cambia y se transforma por pura gracia. La mirada de Jesús es la mirada del Hijo amado del Padre, por eso en sus ojos nos está mirando Dios como el mejor de los padres ve a sus hijos. El seguimiento de Jesús siempre arranca de un encuentro profundo con esa mirada que sana y salva.

La mirada del Maestro se convierte también en la escuela donde nosotros estamos invitados a aprender ese modo de mirar, ese modo de acercarnos a las heridas de nuestros hermanos, prolongando la benevolencia y la compasión de Aquel que es, al mismo tiempo, médico y fármaco. ¡Dejémonos mirar por Él y regalémonos unos a otros guiños de misericordia y compasión entrañables!

Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.

Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.

Música © Mingos Lorenzo.

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¡Qué preciosa la imagen de Jesús como novio de la humanidad! En Él, Dios se desposa definitivamente con su Iglesia. Contemplar esta alianza de amor incondicional ha de ser la fuente de nuestra alegría en medio de las sombras que acechan nuestro caminar cotidiano. El novio está siempre con su novia, no la deja nunca, la protege, la acompaña, la inspira y le regala sus mejores caricias y sus mejores palabras.

Jesús, el novio, nos coge de la mano, y nos lleva a la tierra prometida, al encuentro con el Padre, en el que se descubren las cosas en su auténtico y profundo significado. En este camino cuaresmal, camino nupcial, ayunaremos cuando veamos al novio sufrir y morir, haremos silencio ante su Cruz y su sepulcro, pero nuestro corazón estallará de alegría cuando el Novio Resucitado, rotas ya las cadenas de la muerte y atravesado definitivamente su umbral, nos habite en una fiesta de bodas con sabor a eternidad.

Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.

Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.

Música © Mingos Lorenzo.

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¡Este anuncio de Jesús que hoy se nos dirige a nosotros puede generarnos miedo e inquietud! El horizonte de la Cuaresma y de toda la vida cristiana es siempre pascual, es decir, entraña la entrega de la propia vida.

Jesús nos llama a seguirle, a entrar con Él en la espesura de la Cruz, en el universo oscuro del dolor y del sufrimiento humanos, en el ámbito del rechazo y la ruptura que ha creado el pecado del hombre, en todas sus manifestaciones cotidianas. El Maestro nos pone ante la paradoja, según la cual, quien pierde la vida la gana. Esta paradoja se resuelve y queda definitivamente iluminada por la motivación que movió la vida de Jesús, y que ha de mover también la nuestra: el Amor que se hace don y entrega, el Amor que fecunda todo espacio de muerte.

Le seguimos con una certeza, siempre como fiel compañera y verdad última: la promesa de una victoria final: resucitar al tercer día.

Miércoles 17 de febrero de 2020.

Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.

Reflexión escrita por el sacerdote diocesano Ángel Carnicero.

Música © Mingos Lorenzo.

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Hoy, Miércoles de Ceniza, iniciamos el tiempo de Cuaresma. Un tiempo siempre marcado por la novedad de la llamada que Jesús nos hace a ponernos en camino. Él da sentido a todo este tiempo, Él es el gran compañero, el contenido y el horizonte de toda esta peregrinación cuaresmal.

Somos invitados a regresar a lo esencial de la vida, donde redescubrimos el auténtico valor de nuestra existencia y lo más genuino de nuestra identidad cristiana. La limosna, la oración y el ayuno nos ayudarán a entrar en lo escondido de la relación con Dios, nuestro Padre, espacio desde el que habitar nuestro mundo renovados por este encuentro cotidiano, siendo más y mejores testigos de su amor y de su misericordia.

Como nos recuerda la cita del evangelio, elegida por el papa Francisco como título para su mensaje de Cuaresma: “Mirad, estamos subiendo a Jerusalén”. Recorramos juntos este camino cuaresmal y llevemos con nosotros especialmente el dolor y la incertidumbre que está generando esta pandemia. ¡Avancemos sin miedo! ¡La Pascua de Cristo es nuestra meta!