Desde la Diócesis de Tui-Vigo, a través de la Vicaría de Pastoral y la delegación de Medios de Comunicación Social, te proponemos este itinerario de espiritualidad para rezar con el Evangelio de cada día desde la Cuaresma hasta Pentecostés.
Seguramente muchas veces hemos pensado en la vida eterna, en el cielo. Hoy, quizás, somos invitados a descubrir que el cielo lo empezamos a construir y a habitar desde ahora. ¿Y si el cielo es la plenitud de la comunión interpersonal para la que nuestro Padre nos creó, ofreciéndonosla como nuestra vocación primordial? Si somos capaces de tomar conciencia de ello nos daremos cuenta de que nuestra existencia es siempre relacional y, por tanto, nada de lo que hacemos por amor se pierde, al contrario, se convierte en una oportunidad de pregustar la vida del cielo, anticiparla y saborearla. ¿Quién podrá «entrar en el cielo»? ¿Aquellos que acumularon para sí mismos? ¡No! Solo aquellos que sean reconocidos desde dentro. Una vida de fe, esperanza y amor, nos dispone a ser reconocidos por los que nos precedieron en la vuelta a la casa del Padre. Serán ellos los que, emocionados, le dirán: «Lo reconozco: esos labios me regalaron palabras de vida, esas manos me acariciaron en mi debilidad, esos ojos me miraron con especial ternura». ¿Cómo se prepara el camino hacia la Vida en plenitud? Sencillamente, amando a Cristo en el rostro de los demás.