En el viaje de la vida, saber a dónde ir no es una cuestión cualquiera. Con el tiempo descubrimos que no hay lugares especiales, sino personas especiales. Volver a un sitio importante y encontrarlo vacío revela que lo que lo hacía especial era alguien, no el lugar. Así nos lo muestra Lucas: en su Evangelio no buscamos un sitio, sino una Persona. Es Jesús quien lo llena todo, aunque hoy no lo veamos como lo vieron sus discípulos.
Tras su muerte y resurrección, Jesús les da pruebas de que está vivo. Hechos 1:3 las llama “pruebas indubitables”, y son eso: razones para creer. En 1982, nadie imaginaba que Bruce Springsteen no tuviera ganas de vivir. En plena fama, parecía energía pura, pero se sentía solo y desconectado. En su álbum Nebraska, grabado en casa con su guitarra, los personajes arrastran rupturas, culpa y desesperanza. En Reason to Believe, se pregunta si aún hay algo en lo que confiar. Escuchamos una versión en vivo de 1984, en el estadio de Meadowlands, en su Jersey natal, una de las primeras veces que la cantaba.
Tina Boonstra, joven cantautora londinense e hija de misioneros, también se pregunta si tiene razones para creer. En Call Me Thomas (2023), se identifica con aquel discípulo que dudaba. Pero Lucas menciona precisamente a Pedro y Tomás entre los primeros apóstoles (Hch. 1:13): hombres llenos de contradicciones, transformados por haber visto al Resucitado. Son los fracasados y escépticos los que Él usa como sus testigos.
Cuando le buscamos, es porque Él ya nos busca. The Seeker (The Who, 1971) habla de esa búsqueda desesperada. Pete Townshend, su autor, la llamó “una desesperación divina”. Como él, muchos buscaron en gurús de la India, como Meher Baba o el Maharishi, con quien estuvieron los Beatles en 1967. Esa historia de búsqueda y desencanto se cuenta en el documental The Beatles and India (2021), donde interviene Steve Turner, periodista evangélico que ha escrito sobre la banda y el trasfondo espiritual de sus canciones. Escuchamos fragmentos doblados del documental y comentarios sobre su banda sonora original de Benji Merrison.
Esa generación buscaba luz en Oriente. Pero el desconcierto es palpable en Mystified (1977), de The Alpha Band, formada por músicos de Dylan tras su conversión. T-Bone Burnett, uno de ellos, se casaría con Leslie Phillips, que como Sam Phillips, canta en Here He Comes With My Heart (1984) que es Cristo quien viene al corazón, no al revés.
La Ascensión de Jesús, narrada por Lucas en Hechos 1, nos orienta en esta búsqueda. Jesús no está perdido en la distancia como un superhéroe. Ha subido literalmente al Cielo. ¿Qué implica eso para nosotros?
Primero, que nuestra esperanza está en Él, Dios y Hombre, que sigue intercediendo por nosotros y conoce nuestra humanidad. Segundo, como dijo en Juan 16:7, su Ascensión es mejor: ya no está limitado a un lugar, está a una oración de distancia. Tercero, nos ha dejado su Espíritu: “otro Consolador” (Juan 14:16), que nos une a Él. Nuestra vida está escondida en los cielos, pero un día se manifestará (Col. 3:3–4). Como canta Martyn Joseph con letras del poeta cristiano Stewart Henderson, Everything in Heaven Comes Apart (1994): es el Cielo quien marca la diferencia.