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EE. UU. afronta un ciclo político marcado por la polarización y por un ecosistema mediático que amplifica los extremos. Nahia Sanzo, periodista y socióloga, ha analizado el momento: “quien discrepa del marco que impone Trump no tiene siquiera garantizada su seguridad”, afirma, aludiendo a un clima de tensión que atraviesa hogares y partidos políticos.
Sanzo ha subrayado que la división no es nueva, pero Trump la ha explotado, llevándola “al extremo” y capitalizándola políticamente. Hasta familias que comparten realidad cotidiana viven la discusión en clave binaria, explica, con dos grandes partidos “menos alejados en lo esencial de lo que parece desde fuera”, pero enfrentados por las formas y por la retórica.
En el exterior, muchos gobiernos calibran sus pasos para no chocar con Washington si Trump marca la agenda. Sanzo cita el caso de Brasil: Lula ha combinado respuesta y contención ante medidas arancelarias, buscando bajar tensiones sin ceder el principio de reciprocidad. La estrategia global, dice, pasa a menudo por “halagar” a Trump para ganar tiempo o evitar castigos.
En el tablero interno demócrata, conviven corrientes que intentan “captar” voto conservador endureciendo el discurso migratorio con otras más marcadas a la izquierda en las formas—referencias como Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortez—y perfiles que rompen moldes en lo expresivo. Sanzo apunta que asumir marcos de la derecha “suele reforzar a la propia derecha”.
Sanzo interpreta los movimientos sobre Venezuela y el Caribe como parte de una “ofensiva triple: política, legal y mediática”. La etiqueta de “terrorismo”—útil desde hace dos décadas para operaciones selectivas—se recicla sobre el narcotráfico, con un bombardeo narrativo que iguala Colombia y Venezuela y dibuja a Maduro como jefe de un “cartel”. Todo ello, para justificar medidas de fuerza e injerencias, sostiene.
La periodista describe a México actuando como filtro de la migración hacia EE. UU., incluso con avisos en vuelos internacionales. Añade que ya circulan versiones mediáticas sobre operaciones con participación de agentes estadounidenses en territorio mexicano, un escenario que obligaría a una respuesta diplomática o política por parte de Ciudad de México.
En el ecosistema mediático, Fox News domina audiencias y mantiene un relato continuado que sitúa a cualquier demócrata como “extrema izquierda”, algo que “funciona” en parte del electorado. La simplificación se lleva al estereotipo, con caricaturas y bulos que mezclan comunismo e islam, explica Sanzo, alimentando la espiral de polarización.
By Beñat Gutiérrez, Esti Ortega y Dani GuerreiroEE. UU. afronta un ciclo político marcado por la polarización y por un ecosistema mediático que amplifica los extremos. Nahia Sanzo, periodista y socióloga, ha analizado el momento: “quien discrepa del marco que impone Trump no tiene siquiera garantizada su seguridad”, afirma, aludiendo a un clima de tensión que atraviesa hogares y partidos políticos.
Sanzo ha subrayado que la división no es nueva, pero Trump la ha explotado, llevándola “al extremo” y capitalizándola políticamente. Hasta familias que comparten realidad cotidiana viven la discusión en clave binaria, explica, con dos grandes partidos “menos alejados en lo esencial de lo que parece desde fuera”, pero enfrentados por las formas y por la retórica.
En el exterior, muchos gobiernos calibran sus pasos para no chocar con Washington si Trump marca la agenda. Sanzo cita el caso de Brasil: Lula ha combinado respuesta y contención ante medidas arancelarias, buscando bajar tensiones sin ceder el principio de reciprocidad. La estrategia global, dice, pasa a menudo por “halagar” a Trump para ganar tiempo o evitar castigos.
En el tablero interno demócrata, conviven corrientes que intentan “captar” voto conservador endureciendo el discurso migratorio con otras más marcadas a la izquierda en las formas—referencias como Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortez—y perfiles que rompen moldes en lo expresivo. Sanzo apunta que asumir marcos de la derecha “suele reforzar a la propia derecha”.
Sanzo interpreta los movimientos sobre Venezuela y el Caribe como parte de una “ofensiva triple: política, legal y mediática”. La etiqueta de “terrorismo”—útil desde hace dos décadas para operaciones selectivas—se recicla sobre el narcotráfico, con un bombardeo narrativo que iguala Colombia y Venezuela y dibuja a Maduro como jefe de un “cartel”. Todo ello, para justificar medidas de fuerza e injerencias, sostiene.
La periodista describe a México actuando como filtro de la migración hacia EE. UU., incluso con avisos en vuelos internacionales. Añade que ya circulan versiones mediáticas sobre operaciones con participación de agentes estadounidenses en territorio mexicano, un escenario que obligaría a una respuesta diplomática o política por parte de Ciudad de México.
En el ecosistema mediático, Fox News domina audiencias y mantiene un relato continuado que sitúa a cualquier demócrata como “extrema izquierda”, algo que “funciona” en parte del electorado. La simplificación se lleva al estereotipo, con caricaturas y bulos que mezclan comunismo e islam, explica Sanzo, alimentando la espiral de polarización.

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