No pierden ocasión ni dejar pasar una.
Cuando llegó la pandemia, se lanzaron en manada a pillar con las mascarillas y ahí tenemos, rodando por los juzgados, una docena de casos flagrantes de corrupción, en lo que están implicados varios ministros socialistas y toda la retahíla de mangantes de la trama Koldo-Ábalos-Aldama.
Y ahora, aprovechando que ponen en marcha el aquelarre de actos para conmemorar que Franco se murió en la cama hace medio siglo, como no podía ser de otra manera, han montado un chiringuito.
Uno de esos que se organizan a la sombra del poder y sirven para que colegas, afines, parientes y colaboradores entusiastas cobren del presupuesto público y se lo lleven crudo sin dar palo al agua.