La Mesa Internacional con Gustavo Calvo y Leo Harari.
En todo el mundo se sigue con preocupación la situación que quedó planteada este fin de semana cuando Estados Unidos atacó las tres principales instalaciones nucleares de Irán, lo que hace temer que la escalada de violencia en Medio Oriente continúe en aumento y tenga, además, otras derivaciones imprevisibles.
Tras una orden del presidente, Donald Trump, en la noche del sábado al domingo las fuerzas armadas de Estados Unidos llevaron adelante la Operación Martillo de Medianoche contra territorio iraní.
Pocas horas después, en una alocución desde la Casa Blanca, Trump declaró que el bombardeo destruyó “total y completamente" la infraestructura de enriquecimiento nuclear de Irán y amenazó con una nueva ofensiva si Teherán no restablece la paz.
“Hace poco, el ejército estadounidense llevó a cabo ataques masivos de precisión contra las tres instalaciones nucleares clave del régimen iraní: Fordow, Natanz e Isfahán. Todo el mundo escuchó esos nombres durante años mientras construían esta empresa horriblemente destructiva. Nuestro objetivo era la destrucción de la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán, y poner fin a la amenaza nuclear que supone el primer Estado patrocinador del terrorismo del mundo. Esta noche puedo informar al mundo que los ataques han sido un éxito militar espectacular. Las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán han sido completa y totalmente destruidas”.
Trump advirtió que ahora "habrá paz o una tragedia” .
Además, ayer Trump sugirió que respalda un “cambio de régimen” en Irán. “No es políticamente correcto usar el término ‘cambio de Régimen’, pero si el actual régimen iraní no puede HACER IRÁN GRANDE DE NUEVO, ¿por qué no habría un cambio de régimen?”, se preguntó en un posteo en su red Truth Social.
La intervención militar estadounidense en suelo iraní, que llevó meses de preparación, recurrió a “varias tácticas de distracción” para evitar que Teherán sospechara del ataque que incluyó el despliegue de 125 aviones para transportar 75 proyectiles que incluían 14 bombas de más de 13.000 kilos que son las únicas con capacidad para penetrar decenas de metros en un bunker de roca o de hormigón.
La flota principal a cargo de la misión estuvo compuesta por siete bombarderos B-2 Spirit que volaron 18 horas hacia su objetivo y que ayer ya estuvieron de regreso en Estados Unidos.
Horas antes de concretarse la acción, un grupo de bombarderos B-2 se dirigieron hacia el Pacífico, visibles, como señuelo, en una movida que puso de inmediato en alerta a los medios y a los expertos.
Esos y otros detalles de la operación, que fue manejada con extrema reserva, fueron informados ayer por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe de Estado Mayor, el general Dan Caine.
“La orden que recibimos de nuestro comandante en jefe fue precisa, contundente y clara. Devastamos el programa nuclear iraní, pero cabe destacar que la operación no tuvo como objetivo a las tropas iraníes, ni al pueblo iraní”.
En respuesta al ataque dispuesto por Donald Trump, las fuerzas armadas iraníes atacaron ayer varios lugares en Israel, incluido el aeropuerto Ben Gurión, cerca de Tel Aviv. Además amenazaron con ofensivas contra bases estadounidenses.
Los servicios de emergencia israelíes reportaron 23 heridos y constataron importantes daños en barrios residenciales de Tel Aviv.
¿Por dónde puede venir la respuesta del gobierno iraní? ¿Cuánto cambió la situación mundial con esta acción por parte de Estados Unidos?