Aunque los ensayos clínicos iniciales del tamoxifeno como tratamiento del cáncer de mama fueron positivos, Imperial Chemical Industries (ICI) no creía que este mercado fuera comercialmente viable. La compañía esperaba una píldora anticonceptiva (el tamoxifeno no funcionó para eso), no un tratamiento contra el cáncer. En 1972, los superiores del ICI decidieron cancelar la investigación. ‍ Pero Dora Richardson, la química que originalmente había sintetizado el compuesto, y su jefe, Arthur Walpole, estaban convencidos de que estaban en algo importante, algo que podría salvar vidas. Continuaron la investigación en secreto. El tamoxifeno se lanzó finalmente en 1973 y se convirtió en un éxito mundial, salvando cientos de miles de vidas. El papel de Dora Richardson en su desarrollo, sin embargo, fue eclipsado por su colega masculino y casi olvidado.