Jesús se describe como la vid verdadera, de la cual nosotros somos los pámpanos. Esta metáfora agrícola, familiar para sus oyentes, ilustra nuestra dependencia completa de Él. En la cultura israelita, la viña era un símbolo del pueblo de Dios, pero Jesús se presenta como la vid "verdadera", cumpliendo el propósito que Israel no logró realizar.