En la finca Helvetia, situada en terrenos altos del departamento de Retalhuleu, comenzaron a llegar los exiliados cubanos y, poco después, las armas y abastecimientos que enviaba la CIA. Hacia julio de 1960 ya se había ensamblado un grupo como de 160 hombres, que soportaba condiciones por el momento muy poco favorables: la finca estaba situada a 7.000 pies de altura (más de 2.100 sobre el nivel del mar), y el clima frío y lluvioso para nada favorecía a los caribeños, acostumbrados a condiciones más benignas. No había instalaciones adecuadas y la comida era de pobre calidad, pero los cubanos seguían llegando, motivados por sus deseos de acabar con el gobierno de Fidel y organizados por la CIA.