Las dos décadas que se extienden entre el fin del gobierno de Ubico y el golpe de estado de Peralta Azurdia pueden dar la impresión, a primera vista, de una incesante e incomprensible sucesión de hechos que escapan a toda lógica interior. Manifestaciones populares de todo signo, levantamientos militares victoriosos o frustrados, asesinatos políticos, represión y decenas de elecciones se entrelazan de un modo que dejan en el observador una sensación de confusión, de caos, de innumerables actores que se enfrentan en un ambiente de profunda inestabilidad. Pero esta es, simplemente, la primera impresión. Detrás del sonido y la furia636, de la continua agitación, se puede apreciar que los acontecimientos se desarrollan sobre algunas líneas maestras que sirven para darles sentido e intención.