Marian llegó como misionera al país a mediados de los años cincuenta y fue destinada al colegio Monte María. Era uno de los mejores colegios de la ciudad, pero Marjorie sintió, después de algún tiempo, que no podía conformarse con enseñar las materias convencionales a las jóvenes que estudiaban en ese ambiente exclusivo. Su preocupación ante las diferencias sociales que encontró en el país fue estimulando su vocación por la lucha social, despertando sus deseos de cambiar el mundo en que vivía, y que le resultaba en verdad intolerable. “Para entonces yo estaba obsesionada con la desesperada pobreza de Guatemala”,