Me quedo viendo como quien ve a un extraño interesante y no me quito la
vista de encima más no le cambio la expresión en todo el tiempo que
estuvimos ahí sentados frente a frente. Sin un indicio en su cara que
delatara las escapadas tormentosas que habíamos compartido. Sin un
indicio de los meses donde la pasión dominó nuestros días y nuestras
noches. Sin un indicio de toda la pasión sin tregua nos llevaba al
arrepentimiento y el deseo ardiente de no volvernos a ver. Sin indicio de
ese tiempo interminable donde nuestros cuerpos se seguían buscando a
pesar nuestro. Sin un indicio del pasado que compartimos ni del daño que
nos hicimos. Me quedo mirando a mí, no a él, mi nuevo él. A mí, sin verlo a
él, solo a mí.
Ni siquiera sentí su mirada, yo estaba feliz platicando con mi nueva pareja.
Bromeando.
¿Por cuánto tiempo estuvo él viéndome como quien ve a un extraño
interesante antes de que yo lo notara? No lo sé. ¿Qué me hizo darme
cuenta de que él estaba ahí? No lo sé. Pronto nos subiríamos al mismo
avión. ¿Dónde se sentaría él? ¿Qué tan cerca de nosotros estará su
asiento? ¿Le digo algo sobre él a mi nueva pareja? ¿Porque va el a nuestro
mismo destino? ¿Hay algo que los tres tengamos que compartir? ¿Qué
conversar? ¿Hay algo más aquí antes de yo poder crear la vida que yo
deseo?
Me queda viendo como quien ve a un extraño interesante y yo lo miro a él
por unos segundos. Mi cara no revela la sorpresa de este encuentro.
Preguntas surgen en mi cabeza mientras una carcajada surge desde la
profundidad de mi cuerpo.
Estoy con él, con mi nueva pareja, no me tengo que esconder más, no
tengo que tratar de huir cada mañana. Estoy con quien quiero amanecer
cada día, estoy con quien me hace reír, con quien comparto mi vida y aquí,
así, estoy feliz. Y lo sé, para él soy una extraña a la cual no pudo dominar,
a la cual no pudo descifrar, a la cual no pido exterminar. Una extraña que
se le escapó de entre las manos, una extraña que supo lograr cosas que él
nunca se pudo imaginar, una extraña que encontró la paz y la felicidad que
él no podía ofrecer, una extraña que probablemente dejó huella. Pero eso
no es relevante.
Yo estoy aquí, feliz y plena, gozando este momento con mi nuevo
compañero, creciendo, presente gozando de la vida que estamos creando
juntos y lo miro a él de pasada y no es relevante, es un extraño al que
nunca conocí y dejé atrás hace mucho tiempo para elegirme a mí.