Tras dos años de ausencia por la Pandemia, la Basílica Catedral de Lima acogió a un gran número de fieles que se congregaron en el corazón de la capital peruana para celebrar el Domingo de Ramos.
Acompañado de los obispos auxiliares y el Pueblo de Dios, Monseñor Carlos Castillo recordó que Jesús es un Rey diferente que opta por el camino del servicio y la sencillez para solidarizarse con todos los humillados de la tierra: «Señor Jesús, permítenos renunciar a toda ambición, vivir y morir como Tú te colocaste en medio de nosotros, como el Rey que sirve, sin dominio ni poder, solo con el amor gratuito, misericordioso, generoso y fecundo que te dio el Padre para dárnoslo también a nosotros, sin distinción», dijo el prelado en su homilía.