«Salgamos de la ceguera ambiciosa de la guerra, miremos al rostro de los que sufren, trabajemos solidarios por la paz». Con estas palabras, y en compañía de las madres de las ollas comunes de Lima, Monseñor Carlos Castillo presidió la misa dominical por el VIII Domingo del Tiempo Ordinario:
«Todas las ollas comunes son los signos de que la Eucaristía que celebramos aquí, se irradia en la vida cotidiana, en el compartir. Y eso es lo que le falta ahora a nuestro mundo, en donde nos hemos llenado de una actitud de desgracia, es decir, de no vivir en gracia, en generosidad, en hermandad; y los intereses, las ambiciones, las maniobras, las malas intenciones, gobiernan la vida de los seres humanos y del mundo», expresó el prelado en su homilía.