Share Juan Alberto Reyes - Prédicas
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By Juan Alberto Reyes
The podcast currently has 45 episodes available.
Dios nos llama a servir sin detenernos, compartiendo el Evangelio con valor y fidelidad, a pesar de las circunstancias.
Texto: Hechos 28:28-31
Hechos 18:9-10.
Dios promete Su presencia y protección cuando nos disponemos a servile.
Sea Luz en la oscuridad, proclamando al Dios verdadero a los que necesitan conocerlo.
Cita Bíblica: Hechos 17:16,12-23.
Oseas 2:19-20. "Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová."
Debemos mantenernos fieles a Dios, así como Dios se mantiene fiel, para con usted y conmigo, siempre. La fidelidad de Dios es grande.
Hebreos 11:1-3. Si caminamos por lo que nuestros ojos ven, lo que guiará nuestra vida será la condición del mundo y las malas noticias que vemos o escuchamos a diario. Pero si vivimos por fe, entonces nuestros pensamientos y nuestra boca confesará al igual que el apóstol Pablo “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, Flp. 4:13.
La fe es creer las promesas de Dios, es creer a su Palabra con la convicción de que es verdad, y que lo que pedimos será hecho si está conforme a su Voluntad. Si esta mañana estás aquí y estás atravesando un momento difícil este es el tiempo donde el Señor se quiere glorificar en tu vida.
Él quiere que salgas sano, libre, lleno de paz, lleno de gozo y fortalecido. Aprender a vivir por fe es “Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver.”
Efesios 4:30. El Señor nos ha escogido para que Su Espíritu habite en nosotros, en otras palabras, en cada persona que ha recibido a Jesucristo como su salvador. Por ello, nuestra vida tiene que reflejar que verdaderamente somos Hijos de Dios, comprados por la preciosa Sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario para rescatarnos del poder del pecado. Esta mañana Su Palabra, nos desafía con justa razón, para que nuestra vida sea digna del llamado que hemos recibido, del privilegio maravilloso de ser llamados PROPIEDAD DE CRISTO. Razón por la cual procuremos vivir dignamente.
Pablo hace un apasionado llamado de atención a que cada creyente NO HAGAMOS QUE EL ESPÍRITU SANTO SE PONGA TRISTE, ni le causemos dolor con nuestra manera errónea de vivir, ya que Su Espíritu vive en nosotros, con Él Dios nos ha sellado, señalándonos como SU PROPIEDAD para el día en el cual nos redimirá o liberará completamente del pecado.
El Espíritu Santo se entristece cada vez que permitimos que nuestra vieja naturaleza triunfe sobre nuestra naturaleza espiritual. Los creyentes nunca más debemos caminar en nuestra antigua y pecadora manera de vivir. Más bien, los creyentes debemos vivir adecuadamente como hijos de Dios, haciendo SU voluntad, agradando al Señor en obediencia y amor. Es necesario decir ¡NO al pecado! y ¡SÍ a Cristo!
Juan 14:15-26. El Espíritu Santo es llamado también el Consolador, es la traducción de la palabra “parakletos” en griego. Esto significa “una persona convocada a ayudarnos,” y se puede referir a un consejero, un defensor legal,un mediador o un intercesor. También envuelve la idea de: aconsejar, exhortar, fortificar, interceder y animar. La palabra “otro” es la palabra griega “allen” que significa “otro del mismo tipo”. Así como Jesús muestra la naturaleza de Dios el Padre, el Espíritu Santo, siendo “otro del mismo tipo” mostrará la naturaleza de Jesús.
Este Consolador vino de Dios mismo, vino después sobre sus discípulos antes de la Ascensión de Jesús y se derramó sobre los creyentes el día de Pentecostés. Este poder que también nos regenera, descendió para cuidar y guiar a todos sus discípulos, para ayudarnos a vivir como Él quiere y edificar a su amada Iglesia. Por la fe tú y yo podemos debemos pedir al Señor cada día nos de su Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es nuestro Guía, no sólo para mostrarnos el camino, sino para ir con nosotros con ayudas e influencias continuas. Ser guiados a una verdad es más que conocerla apenas; no es tener su noción tan sólo en nuestra cabeza, sino su deleite, su sabor y su poder en nuestros corazones.
Hechos 2:1-4. Hemos sido llamados a navegar en contra de la corriente de maldad que está arrastrando al mundo. Al aceptar a Cristo y permitirle morar en nuestros corazones cada uno hemos tomado la decisión de ser personas diferentes. Al aceptar vivir para el Señor y no para darle rienda suelta a nuestros deseos, puedo decirles que la batalla no ha sido fácil, en muchas ocasiones atravesamos por momentos difíciles y dolorosos; pero sabemos esto, toda dificultad, tribulación o dolor, usted y yo permanecemos firmes, perseverando cada día en la fe, y confiando con todas nuestras fuerzas en Dios.
El Señor escudriña el corazón de todos los que nos reunimos en este lugar, y ha visto el gran deseo que tenemos de servirle, ha visto la necesidad que existe en cada uno de nosotros de estar en comunión y sentir Su presencia. Por eso no nos cansamos de rogar al Señor que derrame el fuego de Su espíritu Santo sobre éste lugar, sobre cada vida de los que aquí estamos.
Lo que más necesitamos es ser llenos del Espíritu Santo. Todo lo demás llega a su tiempo. Por tanto es necesario que comencemos a buscar de Dios en ayuno y oración. Procurando tener una actitud de amor y generosidad para quienes nos rodean. ¡Dios desea que lo encuentres y que seas lleno de su presencia!
Hechos 1:4-5. Esperar es una parte muy difícil de la vida. Los discípulos tuvieron que esperar un poco de tiempo para el cumplimiento de la promesa que su Señor les había dado. Muchas veces hemos tenido que esperar por cosas que Dios nos ha prometido. Esta mañana el Señor quiere que aprendamos a esperar con paciencia y que nos mantengamos con confianza y fe en espera del cumplimiento de sus promesas. Él cumple sus promesas y por lo tanto no debemos desmayar mientras esperamos. Debemos ayudarnos mutuamente en los tiempos difíciles de espera, pero cuando estamos unidos orando y tratando de escuchar a Dios, es más fácil esperar. Los discípulos esperaron pacientemente la promesa que el Señor Jesús les había hecho, unidos.
El bautismo en el Espíritu Santo fue esencial para los primeros creyentes, para nosotros en los tiempos que vivimos se vuelve indispensable, ya que nos da poder para hacer milagros e iluminar y santificar nuestras vidas. Esto nos anima para depender del Espíritu Santo, porque es la promesa que Cristo nos ha dejado y si Él lo ha prometido, lo cumplirá. La obediencia a esta orden determinará el éxito de nuestra vida espiritual, y la efectividad de cualquier iglesia en la predicación del mensaje de Cristo.
Génesis 35:1-7. Para nadie es un secreto que los tiempos que vivimos están conduciendo a nuestros seres amados, padres, madres, esposos o esposas, e hijos, a una frialdad e indiferencia por el Señor.
¿Por qué está ocurriendo esto? Porque algunos de ellos están viviendo más para sus negocios, para sus intereses, para sus diversiones y hasta para sus placeres, pero no para el Señor.
Lo que más entristece el corazón de los padres es descubrir que el hijo que antes vivía y servía a Dios, ahora se encuentra viviendo para satisfacer “los deseos de su carne”, fue seducido por el mundo. Se que hay un gran dolor en la familia cristiana cuando parte de sus miembros se comportan como alguien que no ha conocido al Señor. Y esa rebeldía, nos debe hacer reaccionar, pensar y con urgencia clamar al Señor nuestra necesidad de un avivamiento familiar. No podemos dejar que nuestros seres amados quienes han sido parte de la familia de Dios, sigan perdidos para nosotros y para Dios.
Jacob, de quien aprenderemos hoy, fue un hombre de Dios, al parecer había fracasado como padre y sacerdote de su familia. Pero en este pasaje que hemos leído lo vemos atrayendo a su familia de regreso al Señor. En esta mañana, y como parte de estos temas, regresemos al Señor e iniciemos una renovación familiar. ¿Cómo hacerlo?
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