Hace justo un año estábamos de vuelta a casa después de una semana que llevábamos esperando 4 años: La Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa. En esta Linterna de la Iglesia, en nada, vamos a repasar algunos de esos mejores momentos. Y vamos a hablar también de los frutos, de la semilla que Dios dejó en todos y cada uno de nosotros.
Y es importante recordarlo, no por nostalgia, no por recordar anécdotas, sino para analizar con profundidad, con serenidad lo que allí pasó. Y para hacerse preguntas. Y quizá, este ejercicio, para los jóvenes, es más necesario. Porque somos una generación necesitada de impactos, de inmediatez, con muchas preguntas, sí, con mucha sed de Dios, también; pero que tenemos que aprender a encontrarlo. Y no solo encontrarlo en nuestros recuerdos, como en el de la JMJ, sino en nuestro día a día: desde que me suena la alarma del móvil por la mañana, hasta que me acuesto; en mi trabajo diario, en las conversaciones con mi familia.
Y para eso, un ...