Cuesta, ay cómo cuesta que te digan que "no" a ciertas cosas. Sean oportunidades que querías tomar, caminos que estabas listo/lista para empezar; cuando sientes el freno del "no" a veces simplemente molesta.
Y sea por la razón que sea, ahora veo como me enloquecía esta palabra, me hacía patear el tablero emocional con mi enorme orgullo.
También decirlo puede ser difícil. Por evitar quedar mal o ser vista como socialmente rara, muchas veces he dicho que sí a cosas que realmente no quería hacer. Pero cuando me di cuenta que cada vez que hacía eso le estaba diciendo que "no" a cosas que había elegido priorizar, es que entendí que esto tenía que cambiar.
La reflexión de este episodio va un poco de lo importante que es manejar esta palabra como una sugerencia de re-dirección, en vez de rechazo.
Entonces, si lo veo así... como si el "no" viene de un buen lugar y tiene una causa con propósito : Podré tener una mejor relación con esta palabra en mi vida a partir de ahora?
Preguntillas que vale la pena hacerse :)
Abrazote.
La Metafórica.