Ser rico no es, ni nunca fue, impedimento para entrar en el reino de Dios. Cuando Jesús hizo referencia a que era más fácil que un camello entrara por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos, lo tipificó como algo extremadamente difícil, pero no imposible. Es por eso que los discípulos asombrados se preguntaban entonces quién, siendo rico, podría alcanzar la salvación, a lo cual El Señor les responde: lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Marcos 10:27
Es más, cuando analizamos la vida de grandes personajes de la Escritura, encontramos que muchos de ellos eran riquísimos y sin embargo eran muy amados por Dios. Por ejemplo tenemos a José, quien era gobernador de Egipto y un hombre muy acaudalado. Daniel, que llegó a ser el principal consejero del rey de Babilonia y por lo tanto vivía espléndidamente. El mismo rey David, quien era llamado “el hombre conforme al corazón de Dios” llegó a tener una fortuna invaluable, la que heredaría a su hijo Salomón, quien a su vez fue el rey más rico que ha existido sobre la tierra. Abraham el patriarca es descrito en Las Escrituras como un hombre muy rico.
Ya en el Nuevo Testamento encontramos a personalidades como: José de Arimatea, que la misma Biblia declara que era un hombre rico. Así también vemos que Jesús lleva la salvación a la casa de un recaudador de impuestos llamado Zaqueo, quien había llegado a tener muchas posesiones. Así, efectivamente son muchos los hombres que a través de toda la historia de Israel, se les describe como ricos...
LA BIBLIA COMO NUNCA LA IMAGINASTE !!