Pati Chapoy

Denise de Kalafe nunca creyó que un tema que escribió en un momento de añoranza por su madre se convertiría en un himno de la música latina.

De hecho lo tenía guardado en un cajón, hasta que el productor Eduardo Magallanes lo incluyó como "relleno" en uno de sus álbumes, sin saber que cobraría vida propia y colmaría a la cantautora brasileña no sólo de renombre, sino de una vigencia a prueba de cualquier devenir en la industria musical.

Desde los años ochenta, "Señora señora" se ha grabado en casi todos los géneros y en casi todos los idiomas y lenguas, incluida la maya, por lo que, parafraséandola, es sin duda alguna "la madre" de todas las composiciones de Denisse, quien en entrevista con Pati Chapoy relata ésta y otras anécdotas de su extraordinaria carrera.

Ha escrito más de 300 canciones desde que se enamoró de México y decidió quedarse aquí, aunque ese amor nació en su infancia, cuando su madre le contagió el gusto por el cine mexicano y por compositores como Agustín Lara, con cuyo tema "Noche de ronda" ganó su primer concurso de canto a sus escasos ocho años de edad.

Es la historia no sólo de una fecunda cantautora sino de la más brasileña de las mexicanas, o como ella misma se hacer llamar, de una “mexileira” o de una “brasicana” según se prefiera, porque nada es lo que parece…

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Alejandro Sanz admite que la mayoría de sus canciones cuentan la historia de su vida y la nueva “Palmeras en el jardín” no es la excepción, pues resume y relata su más reciente ruptura amorosa con la pintora cubana Rachel Valdés, a quien no menciona en la letra, pero ni falta que hace.

Lo cierto es que aunque Sanz perdió un amor, el público ganó una entrañable canción en la que además de “vaciarse” sentimentalmente, el madrileño encuentra consuelo y reconecta con su vocación de trovador.

Y es que, tal como le confiesa a Pati Chapoy en entrevista exclusiva, había perdido la ilusión de hacer canciones además de que un quiebre emocional que incluso compartió en sus redes sociales, dejó al descubierto una depresión que lo llevó a iniciar tratamiento.

No obstante Sanz reconoce que la mejor ayuda para sanar ha sido justamente la música, una terapia que le resulta gratis. Y es que nada es lo que parece…

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En el empeño de abrazar su destino a Tania Libertad nada la detuvo: ni su origen humilde, tampoco que en su familia nadie cantara y menos el férreo dominio que su padre pretendió ejercer sobre ella desde que descubrió que aquella niña de 5 años había nacido artista.

Cansada de semejante opresión un día le lanzó un plato de sopa caliente encima y partió de su natal Perú a México, donde Carmen Salinas la acogió en su propia casa, la encaminó e incluso la casó con su novio de aquella época, aunque el matrimonio duró un suspiro porque Tania lo que buscaba era la libertad consignada en su nombre.

Libre al fin, Tania se relacionó con prominentes figuras del mundo intelectual y artístico tales como Gabriel García Márquez, Carlos Monsiváis, José Saramago o María Félix, con quien estuvo a punto de grabar un disco.

Su extraordinaria voz los impresionó a todos, incluido Armando Manzanero a quien siendo una adolescente le abría los recitales en Lima y vino a reencontrar en México para entablar una de las amistades más prósperas musical y personalmente hablando.

También aquí conoció al que sería padre de su hijo, su compañero de vida durante 40 años. Con él enfrentó la noticia de que padecía cáncer de mama, aunque pragmática, puso manos a la obra para salir al paso y seguir cantando como hasta ahora a la vida que le ha dado tanto, parafraseando el emblemático himno de la argentina Mercedes Sosa, quien admiraba el talento de Tania tanto como su excepcional nombre: Libertad… Y es que nada es lo que parece.

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Cuando Tenoch Huerta sorprendió al mundo entero con su interpretación de “Namor”, un singular super héroe de una de las sagas de Marvel, nadie imaginaba que su meteórica carrera se pausaría casi de tajo durante más de un año.

Pero la denuncia en redes sociales hecha por la saxofonista María Elena Ríos en torno a una presunta agresión sexual, puso a prueba su reputación y lo sumió en un pasmoso silencio que hace apenas unas semanas decidió romper.

En esta larga y detallada entrevista otorgada a Pati Chapoy, el actor mexicano, símbolo de su generación, explica el origen del conflicto con la que fuera su pareja y la manera en que ha ido recomponiendo su vida, luego de probar que no existe ninguna denuncia legal en su contra.

La reinvención no ha sido fácil, aunque Tenoch aprendió resiliencia desde que siendo un niño enfrentó discriminación a causa de su color de piel, también  la consciencia de que para cambiar aquello que es injusto hay que luchar con uñas y dientes, un guiño al héroe con super poderes que muy pronto podría devolverlo a las arenas del cine internacional, porque nada es lo que parece.

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Fernando Allende confiesa a Pati Chapoy sentirse en deuda con el universo. No es para menos pues ha tenido una continua y fructífera carrera que rebasa el medio siglo, a lo largo del cual ha alternado con estrellas como María Félix, “El Indio” Fernández, Steven Spielberg y muchos más.

En el recuento de su fantástica vida, revela la singular crianza que recibió de sus abuelos maternos, luego del divorcio de sus padres, con quienes no convivió porque el segundo esposo de su madre no quiso que viviera con ellos. A su padre, incluso, lo conoció hasta que ya era un adolescente.

Ninguno de estos contratiempos lo frenó en su aspiración por llegar a la cima, desde que solía colarse a los Estudios Churubusco para pedir una primera oportunidad, hasta que se mudó a Hollywood sin conocer a nadie y terminó viviendo con la familia de Paul Newman.

Pero la carrera de Fernando no le pertenece sólo a él, sino a su esposa María, quien ha sido además de su compañera por 37 años, su manager e impulsora, la mejor socia en un proyecto de vida cuyo lema es no rendirse ante la adversidad… y vaya que lo han logrado porque nada es lo que parece.

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La historia de Luz Blanchet es de absoluta tenacidad, desde que era una estudiante ejemplar en una escuela de monjas y luego en la Universidad Iberoamericana donde becada, se graduó de manera sobresaliente como diseñadora.

Con ese mismo tesón un día decidió convertirse en madre, aunque su anhelo le implicó nada menos que 17 inseminaciones artificiales y 3 fertilizaciones in vitro que soportó estoicamente, lo mismo que el prematuro alumbramiento de sus triates y la preclampsia que los puso en riesgo, incluso a ella misma.

De hecho las complicadas circunstancias de su nacimiento provocaron que su hija Aitana requiera hasta hoy de diversas terapias.

No obstante el drama y haciendo honor a su nombre, Luz confía su historia a Pati Chapoy con una lucidez y serenidad que sorprende.

También cómo logró afrontar semejante prueba recién divorciada y la manera en que ha rehecho su vida sentimental al lado de Lorenzo Lazo, el que fuera marido de Edith González… y es que a pesar de todo, nada es lo que parece.

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Los personajes que encumbraron la hoy larga carrera de Carlos Espejel han resultado realmente entrañables para una toda una generación de televidentes mexicanos.

¿Cómo no recordarlo interpretando al gracioso “Chiquidrácula”, que enfundado en un traje hecho por su propia mamá, soltaba su típica muletilla “tengo mello”?

Curiosamente Carlos parece no haber tenido miedo a nada, ni siquiera cuando a sus siete añitos y disfrazado de “Carlinflas” se enfrentó en un programa en vivo a Mario Moreno quien, ya le habían advertido, odiaba que lo imitaran.

El desenlace de tan memorable episodio se lo cuenta en entrevista a Pati Chapoy, así como la abrupta manera en que dejó atrás su imagen de niño actor, y otros avatares de la vida, como la consecutiva muerte de sus padres, el fracaso de su relación con la madre de su hijo en medio de rumores de infidelidad con Alma Cero, o el día en que la palabra cáncer se cruzó en su camino.

Imperdibles páginas de una trayectoria vivida a tope, aunque nada es lo que parece.

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Violeta Isfel lo admite: la terapia psicológica que un día le recomendó su amigo Pablo Lyle es lo que le ayudó a descifrar las más importantes claves de su vida, aquellos nudos y traumas en los que estuvo atorada durante años, desde que su precoz vocación la llevó a debutar como actriz siendo una niña.

Sin embargo, el autoconocimiento no ha sido un viaje placentero, sino más bien doloroso y a veces estremecedor que la llevó a romper con patrones de conducta erróneos e incluso con sus padres, a los que mantuvo económicamente durante años hasta que entendió, según le confiesa a Pati Chapoy que no podía pasar por encima de sí misma, uno de los procesos más rudos de su vida.

Siendo muy joven también escapó del abuso del padre de su hijo, cuando aún no entendía lo que hoy tiene muy claro y lo comparte en esta larga entrevista en la que además revela por qué no pudo convertirse en madre de nueva cuenta y lo que su hijo Omar significa para ella.

Violeta dice: “No permanezco demasiado tiempo en aquellos lugares donde siento que voy a hundirme o donde me van a lastimar demasiado”, signo inequívoco de que la incansable búsqueda de sí misma ha dado resultado… Y es que nada es lo que parece.

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Se crió prácticamente en la cárcel donde su madre trabajaba como celadora, luego en un barrio de la Ciudad de México de cuyas tentaciones lo salvó el futbol americano, aunque fue también ahí donde, según confiesa a Pati Chapoy, aprendió a defenderse y desde entonces no se deja de nadie.

Pero su indomable carácter lo ha llevado a ocupar titulares más de una vez, como cuando abofeteó a un periodista en Estados Unidos, un incidente similar al que recientemente vivió con una reportera que lo denunció por el robo de su celular.

Con todo y eso, Eduardo no se arrepiente y repasa en una larga entrevista las experiencias que han forjado: su debilidad por el alcohol del que logró alejarse a fuerza de voluntad; sus inicios en la actuación a la que ingresó por mero accidente, también sus dos matrimonios fallidos y la complicada relación con su único hijo a quien no ve desde hace tiempo y debido a ello no conoce a su nieto.

Es el resumen de una vida cuya recia personalidad lo ha sido todo: unas veces su gloria, pero otras también su infierno… porque nada es lo que parece.

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A sus 55 años de edad y con su sonrisa de oreja a oreja, Karina la cantante parece no haber enfrentado un solo drama en su vida: desde que encontró su vocación accidentalmente y su inusitada fama la llevó a replegarse para entender que se había convertido en un fenómeno artístico en la década de los 80.

Su temporal retiro sin embargo detonó una depresión de la que sólo la música le ayudó a salir, porque tal como le cuenta a Pati Chapoy, esa ha sido siempre su mejor tabla de salvación para sobrevivir incluso a sí misma.

Pero más allá de su carrera, recientemente Karina sorprendió al revelar al mundo que su hijo Xander es una persona transgénero, un proceso en el que ella y el resto de la familia lo han acompañado y apoyado en los últimos años, dando un singular ejemplo de aceptación en un mundo aún intolerante ante este tipo de situaciones que como bien lo dice ella misma, nadie elige.

De esas y muchas más experiencias vitales Karina habla largo y tendido con Pati Chapoy, porque nada es lo que parece.

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