¡Por Gino! Tenía que hacerlo por él. Mientras que el resto de integrantes de la fuga pensaban en decorar su palmarés con una victoria en el escenario más grande del ciclismo mundial o en aplacar a su director después de un arranque poco brillante, Pello Bilbao (Bahrain Victorious)  tenía "una motivación especial". Una motivación única, nacida del más profundo dolor. De perder a un compañero, a un amigo, de ver marchar para siempre a alguien que pensabas que te acompañaría durante muchos años y con quién podrías compartir batallitas de aquellos tiempos en los que reventabais juntos pelotones. Por eso poco importaba todo lo demás. El hecho de que el Tour saliera a las puertas de su casa era secundario. El tener unas piernas espectaculares, apenas una circunstancia sin importancia. La general, una anécdota.

Porque en las semanas transcurridas entre el trágico y fatal accidente de Gino Mader y la victoria de Pello Bilbao en la décima etapa del Tour de Francia, con final en Issoire, en la cabeza del corredor de Gernika solo había una idea. No es que una victoria cierre una herida como esta, una de esas que te acompañan hasta que te acompañan siempre, que se abren con los recuerdos, esas heridas que están presentes mientras tú lo estés. Hasta que un día tu te conviertes en la herida que otros han de sanar. No, no es eso. Pero una victoria en el Tour, en la carrera que todos los niños que algún día quisieron ser ciclistas soñaron con ganar, es catártica. Da, por un momento, sentido al dolor, al sacrificio de todos los que se ponen un dorsal, al riesgo inherente al deporte de las dos ruedas.

Es también una ofrenda. Es decirle a los seres queridos de Mader que todo esto no fue en vano. Que hizo mejores a aquellos que lo conocieron y que con tan solo evocar su recuerdo quienes le conocieron pueden sacar fuerzas de dónde no las hay. Y es que aunque esta victoria supone un broche de oro para el palmarés de Pello Bilbao, reducir su significado a términos deportivos sería una banalidad.

Los días de descanso siempre pasan factura

El día posterior a una jornada de descanso es siempre de máxima alerta. Por sorprendente que parezca, hay ciclistas que gestionan mejor una enorme kilometrada que un día rodando tranquilitos y descansando en el hotel. Y si el perfil es como el de hoy, con apenas un metro llano, es el terreno indicado para las sorpresas. Los franceses Gaudu (Groupama) y Bardet (DSM), han sufrido el mal que en más de una ocasión asoló a Van Garderen. Han sufrido en los dos puertos de tercera de los primeros 20 kilómetros.

Por delante se ha ha hecho una fuga de calidad, no solo con Pello Bilbao sino con corredores de la talla de Kwiatkowski (Ineos) o Alaphilippe (Soudal) , entre otros. Sin embargo, el de Gernika parecía llevar en sus piernas la fortaleza de los grandes días. Bilbao ha manejado a la perfección todas las situaciones de carrera. El letón gigantón del Israel, Neilandts, se ha ido por delante tras el buen trabajo de su compañero Schultz.

Han sido kilómetros de persecución, con el vizcaíno liderando un grupo en el que le acompañaban Chaves (EF), Pedrero (Movistar), O'Connor (AG2R) y Zimmermann (Intermarché). Se han entendido bien y han logrado cazarlo lo suficientemente cerca de la meta como para evitar ataques. Pello Bilbao ha tirado de sangre fría en una situación que se prestaba a dejarse llevar por las emociones. Ha salido bien al movimiento de O'Connor y después ha dejado que Zimmermann lanzase el sprint para batirlo con la facilidad y el convencimiento de quien lucha por algo más que una mera victoria de etapa.

Los sprinters se preparan para mañana

Hoy Alpecin y Jayco han tratado por unos kilómetros de reducir la ventaja de los escapados, pero lo han hecho sin demasiada convicción. La de  mañana sí que se presenta como una etapa más propicia para los velocistas. Solo tres puertos de cuarta categoría (el último de ellos a 60 de meta) pueden impedir el sprint. Sigue la etapa en Radio Popular desde las 16:00, de la mano de nuestros amigos de Malda Bikes. En Malda Bikes tienen todo lo que puede necesitar un buen aficionado al ciclismo.