Hay quienes actúan por necesidad y quienes actúan por convicción. Hay quienes viven en la efervescencia de una emoción y quienes se rigen por las directrices de la verdad. Existen las personas que son luz, pero también existen aquellas que caminan entre sombras.

Creer en el potencial que Dios depositó en ti es desafiar todas las propuestas contrarias que te impiden alcanzar lo optimo. La naturaleza habla a gritos de la creatividad de un Dios que se magnifica en los detalles, en la gloria, en el firmamento, en el sol, en los secretos de la luna y en ti.

La paz no significa carencia de problemas, la Paz es confianza en medio de la tormentas. Es la victoria de la fe sobre la ansiedad. Es la convicción de que Dios esta al control de la situación y de tu existencia. La Paz no es un acontecimiento, es una persona, es Jesus. Por medio del Salvador tenemos paz con Dios, esa que sobrepasa todo entendimiento, pues en El fuimos reconciliados con el Padre.

Es fácil perderse cuando no todo está claro en el camino, cuando las luces intermitentes atentan contra nuestra confianza y constancia. Cuando el futuro parece estar lleno de neblinas y no conoces el rumbo exacto de tu vida. Resulta cómodo rendirse cuando sientes que no hay un porqué o por quién luchar. Es sencillo entregarse a la suerte cuando crees distorsionado el propósito por el cual estás aquí.

Dios quiere llamar tu atención, quiere tener una relación personal y directa contigo, puede que pienses que lo que estás viviendo es un castigo, pero es la preparación para entrar al cumplimiento de tu propósito.

El desierto te entrena, y por ilógico que parezca, te hace florecer, desde adentro hacia afuera.

La ansiedad te pasa factura cuando tu mente se encuentra batallando entre tus fuerzas y lo que se encuentra fuera de tu control. Nuestra cabeza revienta esperando obtener alguna respuesta de ‘’qué pasará mañana’’. La espera se hace interminable y la paciencia se instala en un sillón, pero a kilómetros de ti. ¿Será que este proceso no tiene fin?

“Si tú crees que puedes, puedes. Si tú crees que no puedes, no puedes. Tanto si piensas una cosa como la otra, estás en lo cierto.” ¿Alguna vez has escuchado o leído esta frase? Henry Ford no estuvo alejado de la realidad cuando la dijo, mucho menos de la Biblia, en Proverbios 23:7 podemos ver “Pues como piensa el hombre dentro de sí, así es él.”

La vida es un viaje lleno de tempestades. Es un trayecto entre mares revueltos. Cruzamos desiertos, escalamos montañas, atravesamos valles oscuros y navegamos en aguas turbulentas.

El amor derrotó la muerte y colonizó con oro la vida, la hizo eterna y abundante.

En las manos de Jesús están las huellas del milagro, y en una cruz están sentenciados todos nuestros pecados. Su pasión sacrificó nuestras faltas y dejó en el pasado las acusaciones que nos derrotaban.

Disfrutemos el proceso, el camino contiene perlas y detalles significativos que solemos pasar por alto. No basta con llegar a la meta, con cumplir el sueño, con alcanzar la cúspide más alta, hay que gozar de la madurez y de las enseñanzas doradas que posiblemente solo obtendremos mediante esos avances.