Creo firmemente en el poder que tienen las palabras. Con ellas podemos inspirar o maldecir, apreciar o herir, curar o edificar, salvar o condenar, crear o destruir. En ninguna otra parte la Omnipotencia de Dios es apreciada más claramente que en el proceso de la creación. Dios dijo, ”sea… y fue” (Génesis 1:3) mientras nosotros, como seres mortales, necesitamos herramientas, métodos y materiales para crear, Dios en su majestuosidad solo tiene que hablar y por el poder de Su palabra, todo es creado desde la nada...

En la limitación de nuestra mente humana nos cuesta creer que Dios hace

posible lo imposible, que puede hacer todo desde la nada, que puede

obrar milagros sorpresivos e inolvidables si creemos y le pedimos con la

suficiente fe para recibir. 

Les aseguro que si ustedes tienen confianza y no dudan del poder de Dios,

todo lo que pidan en sus oraciones sucederá. Mateo 21:21

Dios es Omnipotente y estar conscientes en forma personal del poder de

Dios, transformará de manera trascendental nuestra manera de pensar y

actuar. Esta verdad transformo la vida de muchos hombres en el pasado y

puede transformar las nuestras hoy día. 

Job habló del poder de Dios en Job 42:2 “Yo conozco que todo lo puedes, y

que no hay pensamiento que se esconda de ti.” Job estaba reconociendo la

omnipotencia de Dios para llevar a cabo Sus planes.

No hay moléculas perdidas al azar en el universo que puedan destruir Sus planes. Aunque los poderes y las fuerzas de este mundo amenacen con destruirlos, no tenemos por qué temer. Podemos descansar confiados en el conocimiento de que nada puede superar el poder de Dios.

El poder del Dios que dividió el Mar Rojo es el mismo que te hace libre de todo pecado...

Constantemente emprendemos nuevos caminos, superamos ciertos retos y nos acercamos a importantes comienzos, realizamos todo un plan para llevar a cabo nuestros sueños, otras veces, simplemente improvisamos. Entre tantos intentos, fallamos, y comenzamos a preguntarnos qué hicimos mal, o peor aún, por que Dios nos hizo fracasar...

Dios te ama. ¿Lo sabes?

Juan 3.16 nos dice que Dios amó tanto al mundo que dio a su único hijo cómo un sacrificio por Él.

Dios te ama.

Más allá de tu carácter o de lo que le pudieras ofrecer. Tampoco porque le hayas amado tu a Él. No se trata de tus habilidades o de tu obediencia, de tus buenas costumbres o malos hábitos, de tus victorias o de tus pecados.

Dios te ama, por la razón más única y relevante: El es amor.

No se trata de ti, se trata de Su esencia. Esa es su naturaleza.

Antes de conocer de su amor, ya Él te amaba primero.

El otro día, pensaba en los espacios. No los vemos de forma tangible pero los podemos apreciar y sentir. Esos lapsos, esos instantes, pausas breves o largas que son tan necesarias para reflexionar, escuchar, pensar, sentir y vivir.

Necesitamos de los espacios de silencio en una conversación para poder recibir lo que nos están queriendo decir. Hasta la música tiene sus pausas y tiempos marcados para que se escuche mejor.

¿Has sentido como si tu mundo se deshiciera poco a poco? Las relaciones se rompen, los corazones se quiebran, las sonrisas ya no brillan como antes, el amor cambia de cancha y los sentimientos naufragan.

En Jeremias 29:11 podemos encontrar a un Dios asegurando sus planes de bien y no de mal.

Confía en aquel que puede hacer todo desde la nada y puede darte un futuro y una esperanza...

No existe ningún tipo de gloria en el corazón que constantemente duerme sobre la almohada de la queja, que vacila en el vaivén de la insatisfacción y que murmura en los pasillos de ingratitud.

Las tormentas nos destruyen o nos refuerzan, nos hunden o nos elevan. Son lecciones convertidas en oportunidades. No se aprende igual en la tranquilidad de la orilla que en una tormenta mar adentro... Sácale provecho, con Jesús.

No te acomodes a lo que viviste. Lo mejor está del otro lado de la puerta. Espero que puedas disfrutarlo con el mejor protagonista de esta historia, una fuente inagotable, se llama Jesús.