mí'. Pero yo dije: 'No soy digno'. 'Ven a mí', repitió. Y dije: 'Tengo
miedo'. 'Ven a mí'. 'Soy demasiado orgulloso'. 'Ven a mí'. Pero no tengo
una cita'. 'Ven a mí'. Pero no puedo Permítete el tiempo ahora mismo.”
“Ven a mí.” Con eso me quedé en silencio. Luego dijo: 'Ven...
siéntate... quítate la carga de los pies. Siéntate aquí como a la sombra de un
árbol. Refréscate como en un arroyo. ‘Aquí encontrarás descanso. Aquí
encontrarás paz. 'Y tu yugo se hará fácil, y ligera tu carga.'