La gratitud es la emoción que nos embarga cuando valoramos lo que tenemos o lo que nos ofrece la vida. No obstante, también es una actitud que se puede desarrollar y una forma de mirar la vida. La gratitud está relacionada con las expectativas. Cuando pensamos que algo no es suficiente, se cierra la posibilidad de sentir gratitud. Por otra parte, cuando el foco está en lo que tienes y no en lo que te falta, y piensas que todo lo que tienes en la vida es un regalo, se mira la vida con gratitud. La gratitud puede practicarse con uno mismo, en las relaciones con los demás y con el mundo en general.

Las personas resilientes afrontan las situaciones adversas que la vida plantea y no se quedan inmóviles, no postergan, no procastinan, no se rinden y se marcan objetivos realizables. Además, se comprometen con los objetivos que se marcan y con la ejecución de las acciones para llegar a ellos.

Esta es la tercera parte de cómo empoderarte con un lenguaje responsable. En los post anteriores reforzamos la idea de que el lenguaje no es inocente y puede darte o quitarte poder en el sentido de que puede abrirte o cerrarte posibilidades de acción. También afirmamos que un lenguaje empoderado incrementa tu resiliencia.

Otro de los criterios para tener un lenguaje empoderado es que las opciones estén valoradas, es decir, reconocer la existencia de las más importantes opciones perceptuales y conductuales, sean potenciales o reales.

Según este criterio, hay tres formas de desempoderarnos: encasillar, pontificar y usando la conjunción pero.

Esta es la segunda parte de cómo empoderarte a través del lenguaje. Tal como dije en el post anterior: "El lenguaje no es inocente". El lenguaje puede darte o quitarte poder en el sentido de que puede abrirte o cerrarte posibilidades de acción. Un lenguaje empoderado incrementa tu resiliencia

Uno de los criterios para tener un lenguaje empoderado es que estén las responsabilidades reconocidas, es decir, hacer una correcta atribución de la responsabilidad de cada pensamiento, sentimiento y acción planteado (Brenson-Sarmiento).

Según este criterio, hay dos formas de desempoderarnos: echar la culpa y pasivizar

El lenguaje es el medio a través del cual organizamos nuestros pensamientos y sentimientos, y comunicamos a los demás nuestro mundo interno. Tom Andersen decía que "El lenguaje no es inocente", ya que el lenguaje tiene la capacidad para darnos o quitarnos poder.

Uno de los criterios para tener un lenguaje empoderado es que estén los significados acordados, es decir, utilizar palabras cuyo significado semántico sea explicado, acordado o co-creado (Brenson-Sarmiento). Según este criterio, hay dos formas de desempoderarnos: enlagunar y encubrir.

Si me preguntas si existe un estado de ánimo resiliente, te diría que sí y se llama ambición.

Dependiendo del estado de ánimo en que te encuentres, ciertas acciones son posibles, mientras que otras no. Es decir, algunas posibilidades están abiertas y otras están cerradas, por lo que los estados de ánimo condicionan la forma en la que se efectúan esas acciones. El estado de ánimo determina la forma de mirar el mundo y a menudo son transparente para las personas, en el sentido que la personas no toman conciencia de ellos.

Un atributo de las personas resilientes tiene que ver con ser resistente a las críticas negativas. Cuando otros te critican, ¿a quién le atribuyes la responsabilidad de cómo te sientes? Una persona resiliente se responsabiliza por sus sentimientos.

Todo aquello que hacen o dicen los demás pueden ser el estímulo, pero no la causa, de mis sentimientos. Así, mis sentimientos son el resultado de cómo elegimos tomarnos lo que dicen y hacen los demás, y también de mis necesidades y expectativas en ese momento.

No sólo hacen falta competencias personales para ser resiliente, también competencias sociales. Las capacidades para relacionarse y comunicarse de forma exitosa son cualidades relacionadas con la salud, el ajuste emocional, el bienestar y la resiliencia.

Una característica de una persona resiliente es que tiene una comunicación positiva y coherente. Desde mi punto de vista, esta comunicación es similar a lo que Marshall Rosenberg definió como “comunicación no violenta o comunicación compasiva”. Este psicólogo norteamericano visualiza esta comunicación como un medio para establecer relaciones empáticas con nosotros mismos y con el otro.

No sólo hacen falta competencias personales para ser resiliente, también competencias sociales. Las capacidades para relacionarse y comunicarse de forma exitosa son cualidades relacionadas con la salud, el ajuste emocional, el bienestar y la resiliencia.

Una característica de una persona resiliente es que tiene una comunicación positiva y coherente. Desde mi punto de vista, esta comunicación es similar a lo que Marshall Rosenberg definió como “comunicación no violenta o comunicación compasiva”. Este psicólogo norteamericano visualiza esta comunicación como un medio para establecer relaciones empáticas con nosotros mismos y con el otro.

Un factor importante para que una persona saque la mejor versión de sí misma ante la adversidad es tener una fuerte autoestima. Si la persona se valora a sí misma, confía en sus capacidades y muestra iniciativa para emprender acciones o relaciones con otras personas porque se siente valiosa, tiene mayores posibilidades de responder de forma resiliente.

Una forma que tenemos los coaches para fortalecer la autoestima es realizar una actividad que llamaré el “árbol del éxito”. Es una técnica que permitirá analizarte a ti mismo y descubrir la relación que existe entre tus logros y tus cualidades positivas.