Hay momentos que nos arrancan el aliento, donde el dolor es tan profundo que no podemos llorar. En la Biblia, encontramos la historia de una mujer viuda que acaba de perder a su hijo. Todo lo que amaba estaba en un ataúd de madera, pero entonces, un hombre desconocido, al acercarse, le dice: No llores. Lucas 7:14 registra esta escena, una donde Jesús ordena al muchacho levantarse. ¿Cómo comprender la muerte?