Suceden tantas cosas, podemos llorar y al minuto siguiente debemos sonreír, queremos descansar pero los problemas hacen fila, y el corazón no siempre puede seguir el ritmo, pero Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Jesús no cambia las situaciones alrededor, los escenarios pero Él nos da esperanza, su paz permanece.