Bienvenida y bienvenido al podcast Meditación Guiada. Hoy te traigo una meditación sobre El jardín de la prosperidad serena.
Busca un lugar tranquilo. Si puedes, apaga las notificaciones y cierra la puerta. Siéntate o recuéstate con comodidad. Suelta la mandíbula. Afloja los hombros. Deja que tus manos descansen como hojas sobre el agua. Respira sin esfuerzo. Como quien abre una ventana para que entre la brisa.
Imagina ahora una puerta azul. Detrás hay un jardín. El suelo es tibio y fértil. Caminas despacio. Cada paso suena a tierra blanda. En una mesa de madera encuentras un cuenco con semillas redondas, del tamaño de pequeñas monedas de barro. Son semillas de intención. Gratitud. Confianza. Servicio. Creatividad. Tomas algunas con respeto y las vas sembrando en pequeños huecos de la tierra. Cubres con cuidado. Riegas con una regadera de cobre. El agua no forcejea. Solo cae y nutre. El dinero se parece a esa agua: cuando riegas con propósito, la vida florece. El dinero no es el jardín. Es el riego. Los euros son solo una forma de esa agua, una forma de cuidado y de intercambio. Respira y permite que esta idea te haga espacio por dentro.
(pausa de cinco minutos)
Siéntate junto al sendero y escucha. Una brisa mueve las hojas. Hay un banco con tu nombre. Te apoyas y descansas. Te cuento una historia breve. En un pueblo costero, un carpintero reparaba barcas. Un día, un vecino le preguntó cómo hacía para que ninguna se hundiera. El carpintero sonrió y dijo: no solo reparo las grietas, también creo un cauce para que el agua salga. Las barcas no temen al agua cuando el agua tiene por dónde irse. La abundancia es parecida. Cuando dejas una puerta abierta para dar y otra para recibir, la prosperidad navega contigo. Si cierras todas las compuertas por miedo, incluso lo bueno se estanca. Revisa con suavidad: ¿dónde puedo abrir una rendija a la gratitud, a la generosidad, a pedir ayuda, a celebrar lo que ya funciona?
(pausa de cinco minutos)
Vuelve al centro del jardín. El sol acaricia, no quema. Tus manos reposan sobre el pecho o el abdomen. Percibe el vaivén natural de tu respiración. Como olas pequeñas que llegan y se van. Repite en silencio, con amabilidad:
Merezco una prosperidad tranquila y consciente.
Aporto valor y el valor regresa a mí de formas honestas.
El dinero, los euros y las oportunidades fluyen cuando yo fluyo.
Agradezco lo que tengo. Cuido lo que llega. Suelto lo que ya cumplió su función.
Mi calma abre caminos. Mi creatividad siembra y cosecha.
Si aparece una duda, conviértela en una hoja dorada y déjala caer sobre la tierra. La tierra sabe transformarla. Si aparece una idea luminosa, plántala como una nueva semilla. Confía en su tiempo. Lo importante crece a su propio ritmo.
(pausa de cinco minutos)
Camina hacia una fuente de piedra en el centro del jardín. El agua cae en hilos claros. Te asomas y te ves reflejada o reflejado. Tu mirada es serena. Dices por dentro: me abro a recibir con respeto y a dar con alegría. Cada euro que llega y que sale puede ser una forma de amor en acción. Hoy elijo usar mis recursos para nutrir, crear, cuidar y sostener.
Acaricia la superficie del agua con la yema de los dedos. Nota la frescura. Este es tu ancla. Cuando pienses en prosperidad, recuerda esta frescura. Recuerda el sonido de la fuente. Recuerda que la abundancia es un estado de relación, no solo una cifra.
(pausa de cinco minutos)
Es hora de salir del jardín, sabiendo que puedes volver cuando lo necesites. Observa la puerta azul. Da las gracias. Siente tu cuerpo aquí y ahora. Nota el contacto con la silla o la cama. Siente tus manos. Siente tus pies. Suaviza la lengua. Si te apetece, estírate un poco. Permite una sonrisa pequeñita. Lleva contigo esta certeza sencilla: lo que cuidas, crece. Lo que agradeces, permanece. Lo que compartes, se multiplica su sentido.
Antes de despedirme, quiero recomendarte un libro que acompaña muy bien este camino. Se llama Antihábitos, de Borja Girón, disponible en Amazon. ¿Y si tus hábitos no fueran el problema… sino los antihábitos? Antes de construir hábitos positivos, tienes que eliminar los antihábitos: esos comportamientos automáticos, repetidos y camuflados que parecen inofensivos —o incluso beneficiosos— pero que están arruinando tu salud, tus relaciones, tu tiempo y tu felicidad. Este libro te ayuda a detectar y soltar esos drenajes invisibles para que la energía, el tiempo y también el dinero encuentren un cauce más limpio y consciente.
Gracias por estar aquí. Gracias por compartir esta meditación con esa persona que la pueda necesitar. Te espero en la próxima meditación. Un abrazo. Te quiero.
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