Procurar el engaño o falsedad para lograr beneficios propios, puede que tenga resultados “positivos” en este mundo para quienes lo practican, pero tiene consecuencias destructivas en la eternidad.

Todo, absolutamente todo, le pertenece a Dios. Sólo el es Señor sobre toda la creación, incluyendo su dimensión material. Esa es la base del mandamiento del día de hoy a no hurtar.

Cuando damos lugar a los deseos de nuestra carne, y cedemos ante la tentación del adulterio, no sólo ponemos en riesgo nuestra relación de pareja, sino sobre todo, nuestra relación con Dios.

La vida le pertenece a Jesucristo, no a nosotros, y es por ello que este mandamiento que vemos el día de hoy, cobra vital importancia para nuestro día a día.

El primer mandamiento con promesa es honrar a padre y madre. Las promesas de Dios son siempre fieles, y la plenitud que viene por cumplirlos no tiene comparación.

Reposar no es sólo un privilegio, es una bendición con propósito significativo delante de Dios. Aprendamos a reposar bien, a hacerlo con propósito, a hacerlo para honrar a Dios

A nadie le gusta que tomen su nombre y hagan burla de él, o le falten el respeto. Nuestro nombre representa nuestra identidad y es algo valioso. El nombre de Dios, como Señor de toda la creación, lo es aún más.

Los celos pueden llegar a ser algo malo, pero en el caso de nuestra relación con Dios, Su celo por nuestra devoción es necesario. No debemos adorar multitud de dioses, porque sólo Él es el único Dios verdadero.

Nuestro pecado nos limita para poder entrar a la presencia de Dios, pero a través de Cristo Jesús tenemos acceso total.

Dios envió a Moisés con un propósito: salvar a Israel de la esclavitud en Egipto. De igual forma, envió a Su Hijo Jesucristo con un propósito: salvar las vidas de todo aquel que crea en Él.