¿Hasta qué punto el derecho puede regular la conducta humana? ¿Si algo traspasa los límites de un determinado esquema moral debe ser prohibido mediante la ley? ¿Entre el derecho a la libertad de expresión y el derecho al honor, a la intimidad y a la privacidad de las víctimas y su familia, cuál debe imperar?
Estas interrogantes y otras más, salen a debate público cada vez que se lucra con un producto literario, cinematográfico o similar, que explota el dolor de una familia por el asesinato cruel de un ser humano. Es el caso concreto de la publicación reciente de la novela “Asesinato en la habitación número 3: la verdadera historia detrás de un crimen impactante”, que desde julio se vende en la plataforma Amazon y que Harry Bodan publicó junto al periodista Karl Kahler.
El asesinato de la doctora María Luisa Cedeño, ocurrido en el 2020, conmocionó al país. El juicio condenó a uno de los implicados y absolvió por dudas a dos más, uno de ellos Bodan el empresario y dueño del hotel en donde ocurrió el atroz crimen. Y justamente por esas dudas, el juicio deberá volverse a realizar y Bodan, quien se proclama inocente debería volver al país para enfrentar el nuevo proceso.
Pero hoy, ese no es el asunto a dilucidar. Hoy, el debate versa en torno a la indignación por la publicación de una novela sobre ese crimen.
¿Es un asunto jurídico de choque de libertades constitucionales? ¿O es más bien un eje neurálgico sobre el libre ejercicio de la explotación y la revictimización del dolor ajeno? Para dilucidarlo conversamos con la especialista en Derechos Humanos y género, Larissa Arroyo y con el abogado especializado en derecho a la información Rodolfo Brenes Vargas.