Llegamos a la cuarta legislatura de este período constitucional. El cuarto y definitorio año para alcanzar -en medio de los fragores de la campaña electoral- la aprobación (o no) de proyectos e iniciativas sustantivas para los 57 diputados y también -claro- para el Ejecutivo, que dejó en evidencia -una vez más- su poca capacidad negociadora (y acaso tal vez poco interés) en hacer avanzar cualquier agenda.
Histórico para el recuento del accionar parlamentario que Rodrigo Arias Sánchez haya alcanzado con holgura (aunque con menos votos que en las tres ediciones anteriores) la dirección del Congreso. A estas alturas es más que obvio que no es sino su experiencia como ministro de la presidencia en gobiernos, la que le faculta por sentido común y el peso presente de la coyuntura política, para alcanzar ese logro político y también muy personal.
Un tanto similar podría anotarse del respaldo abrumador (43 votos) que obtuvo la socialcristiana Vanessa Castro, nueva vicepresidenta y mano derecha de Arias en la tarea de conducir el plenario a partir del lunes. Asediada por Zapote y víctima del desdén de casi todos sus propios compañeros de bancada por mucho tiempo, Castro terminará así su gestión con una victoria inobjetable frente al oficialismo.
El acuerdo político previo a la larga jornada se cumplió casi en su totalidad porque las profundas divisiones del Partido Unidad -al que le resulta imposible hacerle honor a su nombre- los dejó en mal predicamento cuando no alcanzaron el objetivo de colocar a Daniela Rojas en la apetecida primera secretaría, cargo que con una muy buena negociación en secreto logró repetir el también rojiazul Carlos Felipe García. Bien jugado para el más joven de todos los representantes populares, aunque no le faltaron las recriminaciones de traidor de su compañera abatida.
El resto de los cargos se jugaron también según el acuerdo previo, con victorias importantes especialmente para doña Gloria Navas como segunda secretaria y para la diputada y presidenta de Progreso Social Democrático, Luz Mary Alpízar, lo que evidentemente terminó de sellar una derrota completa para la bancada oficial.
Visto lo visto y pasada la adrenalina de la larguísima sesión no cabía esperar otra cosa que las advertencias de los liderazgos de las fracciones, sentenciando que este año se complicarán votaciones de proyectos polémicos dados los maltrechos puentes de diálogo con el gobierno que no dan pie a pensar en un mejor ambiente para restablecer las vías entre Zapote y Cuesta de Moras.
Para repasar la elección y analizar esos escenarios conversaremos con el politólogo, Daniel Calvo.