El asesinato de Roberto Samcam ocurrido en nuestro país tiene profundas implicaciones. El militar nicaragüense retirado y reconocido crítico del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se suma a una escalada de ataques contra opositores en el exilio y una demostración más de la creciente ola de criminalidad que enfrenta Costa Rica.
El exmilitar ejecutado con ocho balazos en su propia casa, en Moravia, había denunciado la existencia de células de espionaje de esa dictadura en territorio nacional, circunstancia que sigue encendiendo las alarmas, ya que se suma a la real inseguridad ciudadana y a los claroscuros con que se enfrenta la ola de violencia homicida, y la operación de del crimen organizado, en nuestro país.
La ejecución de Samcam, indican las personas expertas, apunta a una operación meticulosa y certera, que evidencia seguimiento, inteligencia de los diferentes responsables del hecho y la planificación de la operación. No podemos ver esto como un hecho aislado, ya que esas mismas condiciones están ejecutando los grupos criminales, dejando a una ciudadanía preocupada, que siente el acecho del peligro en que están las personas, las familias y los sectores productivos.
Es por eso por lo que el manejo del tema de seguridad, el clima permanente de polarizar delicados asuntos por parte del Ejecutivo en un enfrentamiento con los otros poderes, el silencio del gobierno de Rodrigo Chaves respecto de este crimen en particular; solo el ministro de Seguridad, Mario Zamora se refirió y evitó pronunciarse acerca de la presencia y las facilidades con que se mueven esas presuntas células de la dictadura. Todos hechos preocupantes
Para conjuntar estas dos situaciones conversaremos con José (nombre ficticio por asuntos de protección), comunicador nicaragüense y con la criminóloga, experta en seguridad y crimen organizado, Tania Molina.