Vivimos siempre orientados a conseguir algo que todavía no hemos alcanzado porque nos parece que lo mejor está por llegar. Sin embargo, esta forma de vivir hace que nunca podamos estar plenamente satisfechos o satisfechas. ¿Por qué? Porque la vida real, que es la única que se puede vivir, no está en ningún otro sitio que en el momento presente.
Lo dice de esta forma tan maravillosa el Dalai Lama:
«Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y, principalmente, vivir».
¿Y cómo podemos llegar a descubrir esta conexión con la vida?
El silencio del que te hablo no se encuentra solamente alejándonos del ruido del entorno, que por otro lado es tan necesario, sino que me refiero al silencio interno, a rebajar un poco el volúmen de nuestros incesantes pensamientos, sentimientos y emociones y tomar perspectiva.
Ese silencio es el que permite que conectemos con el flujo de la vida presente en cada instante, que nos nutre y conecta con la fuente de creatividad, confianza, vitalidad.
Si me lo permites, me gustaría compartir contigo una práctica sencilla, de aproximadamente 10-12 minutos de duración. Un ritual de silencio para conectarte con lo más importante, lo más real, con aquello que más te puede ayudar en tu camino de vida.
Integrar este ritual de silencio como un hábito puede ser uno de los grandes propósitos para los próximos meses.
¿Te animas a intentarlo? Yo estoy segura de que puedes hacerlo, y sobre todo, de que dentro de unos meses, o quizás semanas, vas a estar feliz de haberlo hecho.
Puedes escuchar la práctica guiada del Ritual de silencio aqui.
Espero que te sea útil :)