Santos bandidos, pistoleros místicos, bandoleros benditos, vírgenes de todos los desamparados, calaveras sonrientes a quienes tributar un nuevo culto laico nacido de una religiosidad popular procedente de una mezcla de culturas precolombinas, cristianismo y superstición. Adorados por miles de fieles, se les reza como a un amigo a quien pedirle un favor, un pariente en busca de protección, un padrino a quien implorarle la gracia. En nuestro programa de hoy viajamos a México en compañía de Jesús Malverde, San Judas Tadeo, el patrono de las causas perdidas, hasta la mismísima Santa muerte, para descubrir los secretos de un culto paralelo con el que pedir lo que Estado y Gobierno se obstinan a negar: seguridad trabajo, salud y bienestar. “A dios se le piden milagros… a la Santa muerte favores”. Son como unos ángeles exterminadores colocados al borde de las carreteras, en pequeñas capillas de provincia, con vestidos colorados, a la luz de velas funerarias, rodeados por ofrendas como dinero, tabaco, dulces, marihuana y tequila al ritmo de polca y mazurca. Bienvenidos a México para descubrir los secretos del narcocorrido.